Mark Webber se reivindicó ayer en Alemania con una victoria magistral por delante de Vettel. Ni siquiera un drive-trhough de sanción por tocarse con Barrichello pudo con él. Y la otra conclusión de la hermosa carrera vista en Nurburgring es que el rey ha vuelto. Fernando Alonso terminó ayer séptimo y, para aquél que no haya visto la carrera, puede parecer poco. Sin embargo, la sensación que dejó en el ambiente, al remontar de la 16ª plaza que tenía en la primera curva hasta llegar a achuchar al Brawn de Barrichello por el sexto puesto, fue de un poderío atronador. Con la vuelta más rápida en carrera, algo que no lograba desde hacía casi dos años, en el GP de Italia de 2007.
Y con una tanda después de su segunda parada que nadie, ni siquiera los Red Bull, pudieron igualar. Con los compuestos duros no tuvo rival. Y la lástima fue que una mala salida, producto de la rotura del embrague, le apartó del podio. El asturiano perdió cuatro plazas de una tacada en el inicio, luego lo arregló algo durante la primera vuelta y se puso undécimo, pero se encontró con el muro de Kubica, primero, y después, cuando los superblandos los tenía ya destrozados, le pasó Fisichella. Era duodécimo antes de su primera parada.
Llegó a estar 18º a la salida de boxes, y de nuevo se quedó sin pista libre para poder ir hacia delante. Perdió tras Trulli y Glock más de quince segundos. Al final de carrera terminó a sólo nueve segundos del tercer puesto de Massa. Con un interior a final de recta, Fernando adelantó a Glock y comenzó desde ese momento a ser el hombre más veloz en pista. La serie de once vueltas a tope fue tremenda. Primero antes de la segunda parada (1:34.394, 1:34.227, 1:34.603, 1:34.545 y 1:34.743), y aún más veloz tras la segunda detención, con el morado fijo en la pantalla de tiempos (1:33.744, 1:33.365, 1:33.526, 1:33.749, 1:33.777 y 1:34.304). Y cogió a Barrichello, que iba pegado a Button.
Lo intentó.
Le achuchó y estuvo a tres décimas de Rubinho, pero fue imposible adelantarle. En cualquier caso, el Renault ha mejorado lo suficiente en su aerodinámica (unas tres décimas) como para permitirle a Alonso meterse en la lucha a espaldas de los Red Bull. Lástima también del trompo de la calificación, tenía a tiro un puesto entre los seis primeros. Alonso marcó la duodécima vuelta rápida de su vida. Fernando puede ser, como en 2008, el gran animador de lo que queda de año.
En la parte delantera de la carrera también hubo batalla, y de la buena. Barrichello soportó el golpe de Webber y mantuvo el liderato hasta la primera parada. En la primera curva, Hamilton llegó a pasarles a ambos, pero se olvidó de que había que frenar y reventó el neumático. Se hundió hasta la última plaza. Kovalainen pasó de golpe a todos, pero no tenía ritmo y formó un animado pelotón con Button, Massa y Vettel a su espalda. Rodaban como un solo hombre en un grupo cerrado por un discreto Raikkonen, que abandonó por avería.
Al cruzar la meta un australiano guaperas, rocoso y socarrón sollozó y gritó por radio ("¡Yeah, yeah!") tras firmar la primera victoria en Fórmula 1 de su vida. Él y Vettel están a 22,5 y 21 puntos, respectivamente, de Button, quinto ayer gracias a los curiosos fallos que sufrió Rubens en boxes. Hay Mundial...
