La historia de amor-odio entre Ferrari y Fernando Alonso viene ya de lejos. Las primeras conversaciones entre Ferrari y el entorno del asturiano distan de la temporada 2000. Después de ganar la carrera de Fórmula 3.000 en Spa el ovetense se convirtió en una pieza codiciada por Williams BMW (a través de Gerhard Berger), Benetton-Renault (Flavio Briatore) y Ferrari (Jean Todt). La escudería italiana le ofreció un proyecto similar al que llevó a Massa a Sauber antes de vestir de rojo. Tenía que firmar un contrato a cinco años que se iniciaba en Prost (que también usaba los propulsores italianos), pero que no le aseguraba en ningún caso ser fichado por el equipo titular.

En ese momento el contrato de Fernando ya pertenecía a Minardi y Briatore se llevó el gato al agua porque le prometió hacerle campeón con Renault. Era un plan con un futuro mucho más cierto que el del Cavallino. Debía estar un año con el modesto equipo italiano y después pasar a la escudería francesa. La temporada 2002, en la que fue probador, se convirtió en una amarga sorpresa para Alonso, que batió en todos los test en los que coincidieron al piloto que ahora lidera el Mundial, Button. Pero desde 2003 iniciaron una era triunfal y Alonso se convirtió ya en 2005 en la bestia negra de Ferrari.-C. Miquel