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Sólo las dunas blancas amenazan a los líderes

Dakar 2009 | Undécima etapa (neutralizada)

Sólo las dunas blancas amenazan a los líderes

Sólo las dunas blancas amenazan a los líderes

Si Carlos Sainz y Marc Coma logran seguir en cabeza tras la etapa de hoy, únicamente una desgracia les podría ya quitar la gloria de ganar en coches y motos. Las trampas de arena de Tatón son el gran peligro

Llega Carlos Sainz al campamento de Fiambalá, un remoto lugar donde el viento amenaza tormenta de arena. Trae con él sus andares de madrileño y unas gafas de sol que llegaron volando desde España, saluda a un amigo argentino, después a otro que parece serlo y finalmente se mueve dos mesas más allá y se sienta junto a un muchacho vestido de color naranja con pinta de campeón. Cámaras de televisión, fotógrafos, algún que otro periodista y varios aficionados que vienen de todas partes de Argentina se quedan con la imagen para el recuerdo. Carlos Sainz y Marc Coma juntos, el catalán comiendo, el de Madrid a punto de coger su parte del rancho dakariano.

Son las dos y media de la tarde en Argentina y han llegado sólo cuatro motos y un coche, el Volkswagen de Sainz. Al momento aparece por ahí Nani Roma, segundo coche en terminar la etapa, convertida en enlace por obra y gracia de la dureza de este nuevo Dakar. "¿Duro el enlace, verdad Carlos?", dice Marc. "Un poco cansado", asiente el líder de coches. "A mí me duele la cabeza aún", interviene Nani. "Yo me he tenido que parar a dormir un rato", explica Sainz. "¿Por la altitud?", le preguntan. "¡Qué altitud! Que tenía sueño", dice el campeón del mundo de raids en coches.

Marc y Carlos, líderes destacados en cada una de las dos disciplinas más importantes de este Dakar, se sienten seguros dentro de la humildad que los dos tienen. Esto es el Dakar, una carrera a la que se le llama la más dura del mundo, no porque sea una frase hecha, sino porque se aproxima exactamente a la realidad.

Antes de llegar a América, la mayor parte de los participantes, aficionados y medios de comunicación no tenían confianza en este invento de un Dakar sin Lago Rosa ni destino al que llegar. Pero el de antes era el más duro de todos y éste lo es aún más. La etapa de ayer se tuvo que suspender, convertida en un enlace de casi 700 kilómetros cruzando la cordillera de los Andes entre Chile y Argentina. Los pilotos llegaban destrozados y eso que no habían tenido que competir. La etapa reina, la del bucle, fue acortada en casi 200 kilómetros y, pese a todo, a las siete de la tarde se tuvo que anular a partir del séptimo control de paso. Si se hubiera hecho entera aún habría pilotos en el desierto y probablemente ni siquiera los mejores hubieran llegado de día.

Pero no han sido las únicas. La etapa entre Mendoza y Valparaíso también se acortó, y el primer cruce de los Andes no se realizó en especial sino en enlace. Al principio, en las especiales de La Pampa, también se tuvo que modificar el trazado por diversas circunstancias.

Con este panorama desolador tiene aún mayor valor la enorme hazaña que están consiguiendo Sainz y Coma. Parece que nada podrá con los españoles, pero desde el campamento, donde el aire es arena, se vislumbran, a lo alto, grandes dunas blancas. Es el primer cordón del talco que tendrán que atravesar los pilotos en la etapa de hoy.

"De lo que queda lo más duro es lo de la próxima etapa, parece, después son pistas más duras y lo podemos tener un poco más controlado", expresan con las mismas palabras, pero en dos momentos distintos, los líderes de la carrera. Son parte de las dunas de Tatón, las más difíciles del mundo porque la arena es tan fina que más que azúcar parece harina y es muy complicado de pasar.

Una vez cruzadas las dunas blancas sólo la desgracia puede evitar que dos españoles ganen este Dakar y hagan historia. Sería la primera vez que se consigue en coches, Sainz, la primera vez que dos de los nuestros ganan en las dos categorías principales y también la primera que un español, en este caso Coma, gana dos veces la prueba. Quedan sólo tres etapas, el final está más cerca y tras las dunas blancas sólo debe aparecer la gloria.

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