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Alonso sale séptimo del baile de las derrapadas

Fórmula 1 | GP de Hungría

Alonso sale séptimo del baile de las derrapadas

Alonso sale séptimo del baile de las derrapadas

Fernando volvió a tener en calificación un R28 que se cruza en las frenadas y da latigazos a la salida de las curvas, así que sólo opta a puntuar. Exhibición de McLaren, con Hamilton primero y Kovalainen segundo

Cada primero de enero, Viena baila con el 'Danubio Azul' en su concierto de Año Nuevo. Es una visión idílica en forma de vals de un río verde oscuro que también baña las orillas de Buda y Pest, las dos zonas que componen la capital de Hungría. A veinte kilómetros de la ciudad está el circuito de Hungaroring, una pista en la que Fernando Alonso danzó ayer su particular vals de color naranja, el de las tremendas derrapadas del R28. Y llevó de nuevo su difícil monoplaza más allá de las previsiones del equipo, que esperaba un noveno o décimo puesto como mejor resultado. Ahí se colocó un renacido Piquet. Fernando sale hoy séptimo con una carga lógica de gasolina (se detendrá en torno a la vuelta diecinueve o veinte) para cubrirse las espaldas del previsible ataque de Trulli (con un Toyota superior). No hubo lugar para una táctica arriesgada como la que le llevó a la pole en 2003. Entonces se detuvo en la vuelta trece. Esta vez tendría que haberse parado en la nueve o diez de setenta, es decir, un auténtico suicidio. El coche no va y para apreciarlo no hay nada mejor que analizar el comportamiento de los monoplazas a pie de pista. Concretamente en la curva dos. Entonces se perciben detalles que la tele no muestra y se ve los coches que son más competitivos.

Los McLaren están en otro planeta. El MP4-23 lo aguanta todo, es el que menos se mueve a la entrada y también a la salida de curva. Permite a sus pilotos acelerar antes gracias a su capacidad de tracción y a la suavidad de su motor. Todo esto explica que ayer lograran la primera fila de la parrilla.

Hamilton sumó la cuarta pole del año. Su compañero Kovalainen sale a su lado e intentará tapar la acometida de Massa, que es la única amenaza que tiene el inglés por la suavidad con la que el F2008 trata los neumáticos. Pero si Felipe no pasa al finlandés en los primeros metros, la carrera puede ser un paseo de plata. El líder británico puede sumar su tercera victoria consecutiva después de ganar en Silverstone y Hockenheim. Y ese históricamente ha sido el pasaporte para ganar un título mundial. Hay excepciones, pero así se cumplió en las dos coronas de Alonso, con la tríada de 2005 que formaron Malaisia, Bahrain y San Marino. Y las cuatro consecutivas de 2006.

El otro gran adversario de Lewis, Kimi Raikkonen tuvo una calificación para olvidar. Sale sexto en parrilla, sólo una décima más veloz que Alonso, después de cometer un error en su último intento. Por la mañana se quejaba de que al monoplaza le costaba entrar en las curvas y tenía problemas con los reglajes. Estuvo siempre por detrás de Massa, con un coche más nervioso que el de su más trabajador compañero de equipo y mostró una desidia preocupante. Los Ferrari también se movían más que los McLaren, sobre todo a la salida de la curva. Y su motor se siente menos progresivo que el Mercedes.

Ayer los Toyota fueron más competitivos que el finlandés, ahí está la quinta plaza de Glock, que fue el más veloz tras Massa con depósitos vacíos en la Q2. Los coches de la escudería nipona salen de la vulgaridad en cuanto aprieta el calor y la pista roza los cuarenta grados. Alonso los tuvo lejos en la Q2, bailando esa danza interminable de derrapadas, con un coche que se cruza en las frenadas y da latigazos a la salida de la curva. El asturiano calentó las ruedas blandas rodando a baja velocidad durante diez vueltas de la última tanda de libres para evitar graining en la carrera. Es una buena solución, pero con el R28 los milagros no existen.

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