El R28 mejoró en Barcelona el que hasta ahora era su mayor hándicap, su rendimiento en calificación. El resto lo puso un milagroso Alonso, que acortó a la mitad la distancia con los mejores gracias a una vuelta absolutamente magistral. Ahora el objetivo debe ser intentar hacer esa punta de velocidad algo accesible en carrera. El asturiano dijo el sábado que lo normal era terminar séptimo el gran premio y tenía razón. Él sabía que ese atacón final era irrepetible.
Si analizamos los tiempos con la compensación de los pesos de combustible que llevaba cada piloto en el monoplaza, Fernando se calificó segundo con tres vueltas menos de gasolina que Massa. Si cada paso por meta en Barcelona equivale a 2,3 kilos, la ventaja del ovetense era sólo de 6,9 kilos menos. Es decir, dos décimas por vuelta. Como Alonso aventajó a su rival brasileño en 150 milésimas, en igualdad de condiciones se habría quedado a sólo ¡50 milésimas! de uno de los imbatibles coches rojos. Algo que demuestra también que Felipe no estuvo demasiado brillante en el último tramo de la calificación. La diferencia de la vuelta rápida de ambos en carrera fue de más de ocho décimas por vuelta. El poleman Raikkonen sí que realizó una buena vuelta. Y la diferencia entonces es más realista, de 0,39 décimas. Se detuvo por primera vez cuatro vueltas más tarde (9,2 kilos de peso).
McLaren también se coloca muy cerca, con Hamilton por delante a sólo 0,2 segundos. Todo esto indica la mejora en el trabajo sobre un monoplaza que hasta la última carrera era absolutamente incapaz de luchar con nadie en la Q3. Con este cálculo, la estrella española se habría clasificado quinto en parrilla sin descargar combustible. Delante de un McLaren (Kovalainen) y un BMW (Heidfeld). Espectacular. La táctica, prevista para detenerse por primera vez en las vueltas catorce o quince fue pensada en principio para ir a tres paradas, pero el domingo por la mañana Fernando decidió asumir las dos paradas al verse tan arriba en la parrilla
Cuando Alonso se muestra tan optimista es porque intenta insuflar moral a su tropa, pese a que en carrera las cosas no fueron tan brillantes. Y porque ve que el coche tiene al fin capacidad para ser veloz. Para que en carrera las cosas funcionen de forma parecida necesita, sobre todo, más capacidad de tracción y algo más de carga aerodinámica. En el último sector de Barcelona, el de la lenta chicane, las prestaciones del coche número cinco eran muy bajas en carrera. Ahí perdía cuatro décimas con Raikkonen y Kubica por su mala tracción. Ese aspecto y las salidas son el nuevo flanco que ahora ataca Renault para luchar cara a cara con los mejores también en carrera.
