Estas leyendo

La primera frenada, clave en Interlagos

Fórmula 1 | GP de Brasil

La primera frenada, clave en Interlagos

El circuito brasileño permite los adelantamientos, especialmente enese punto. Se da prioridad a la velocidad punta ante la aerodinámica

Entre el Guarapiranga y el Billings, dos grandes lagos creados a principios del pasado siglo para abastecer a la ciudad de Sao Paulo con agua potable y energía eléctrica. Ahí, en un emplazamiento natural cerca de la miseria de las favelas, se encuentra el protagonista de la única visita del Mundial a América Latina: Interlagos.

Estamos ante un circuito complicado y de grandes contrastes, donde todo puede pasar, con lentos virajes y una de las rectas más largas del Mundial. La pista, de 4,309 kilómetros ha perdido este año sus característicos baches y es un trazado en el que es posible adelantar, sobre todo en la frenada de la primera curva. Para conseguirlo hay que tener una velocidad punta excelente y Alonso, en la calificación de ayer, logró la máxima con casi 310 kilómetros por hora.

Los ajustes de aerodinámica son complicados. En el primer y el último sector la velocidad es vital, mientras que en el intermedio hace falta una buena carga para negociar las curvas entrelazadas. Finalmente, los equipos deciden dar prioridad a la velocidad pura aún a pesar de comprometer ligeramente el apoyo aerodinámico. Es un trazado en el que los adelantamientos son posibles y eso hay que aprovecharlo como Schumacher en 2006.

Tampoco es fácil encontrar la puesta a punto por la combinación de curvas de alta y baja velocidad. La más importante es la doce, ya que determina la velocidad a la que se llega a la recta larga, en la que el piloto está con el pie del acelerador a fondo durante quince segundos. Ahí se puede producir subviraje, que se compensa con un mejor comportamiento en el último sector.

Una buena potencia del motor es imprescindible en Interlagos. Los propulsores se enfrentan al reto de la altitud al estar el trazado a 800 metros por encima del nivel del mar. La reducción de la presión atmosférica les hace perder un siete por ciento de potencia.

También te puede interesar