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"Dos décimas menos sin que nadie lo note"

Fórmula 1 | GP de Brasil

"Dos décimas menos sin que nadie lo note"

Un ingeniero de la F-1 explica la forma de alterar un motor de forma imperceptible: "Si retrasas el encendido, sube más lento de revoluciones y ni el piloto se enteraría"

Si una escudería se lo propone, es absolutamente imposible ser competitivo. Por muchos comisarios que pongan a vigilar, existen varias formas indetectables de perjudicar a un piloto. Y las más graves se producen cuando se cambia intencionadamente el mapeado del motor para disminuir el rendimiento. Con la electrónica se pueden quitar tres décimas por vuelta a un piloto sin que éste se entere.

Así se lo confesó el propio Ron Dennis el martes pasado a los responsables de la Federación Española. Y lo puso como ejemplo de que, si hubieran querido, ya podrían haber fastidiado la lucha por el Mundial de Fernando Alonso, y nadie habría sido capaz de detectarlo. Un ingeniero de motores, que no quiso dar su nombre, le explicó a AS la verdad de esa terrible afirmación: "Tres décimas, es decir, aproximadamente esos treinta caballos, quizá sea demasiado para una carrera, porque se puede comprometer la fiabilidad. Pero dos décimas por vuelta sí que se pueden quitar sin que el piloto ni nadie pueda notar nada. El propulsor alcanza igual las 19.000 revoluciones que es lo que se puede percibir en la telemetría".

Durante toda la jornada de pruebas de ayer, el ovetense se encontró con un motor bajo en su rendimiento. Tal vez sólo sea porque está bastante castigado de China, pero si quisieran podrían haberle quitado ese par de decimitas. El ingeniero sigue con su explicación: "Es relativamente sencillo. Sólo con retrasar el encendido del motor mediante un nuevo mapa de la electrónica el propulsor se muestra más perezoso en su rendimiento. Alcanza el mismo número de revoluciones, pero sube más despacio, y eso perjudica en aceleración. Es algo indemostrable".

El otro problema que se encontrará el asturiano en carrera será el lógico de su mecánica con una carrera a cuestas. Ayer debió quitar carga aerodinámica para tener una buena velocidad punta, y jugarse el tipo en las curvas para compensarlo. El problema no es tanto de potencia pura, quizá sea hasta de diez caballos, sino el número de vueltas que cada uno de los dos pilotos podrá emplear su motor a tope. Hamilton puede disputar todo el gran premio a 19.000 revoluciones, mientras que su compañero de equipo sólo podrá ir tan deprisa durante tres cuartas partes de la prueba. Teóricamente deberá bajar la exigencia sobre su motor después de la segunda parada.

Además, los fuertes desniveles de la pista se notan más con un motor viejo, que pierde más caballos al entrar en la recta principal, situada a más de 800 metros sobre el nivel del mar. Con los superpotentes Ferrari, que estrenaron ayer una mecánica evolución sólo para esta última carrera, la diferencia en aceleración era tremenda. Así se pudo ver en los minutos basura de la calificación.

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