En la Fórmula 1 no todo es exclusividad, lujo y presupuestos multimillonarios. También hay momentos de crisis, situaciones delicadas... e incluso despidos. En ocasiones son aislados y, por tanto, poco sonados pero el final de este Campeonato del Mundo 2006 va a dejar sin su puesto de trabajo a medio millar de personas.

La mitad de ellos son los especialistas de Cosworth, el fabricante británico de motores que abandona los grandes premios después de que su última escudería, Williams, haya llegado a un acuerdo con Toyota para utilizar sus propulsores a partir de 2007.

Cosworth es el proveedor de motores más exitoso de la F-1 después de Ferrari (atesora 176 victorias), pero tanta tradición no es suficiente para sobrevivir en la jungla de los grandes fabricantes. Un constructor casi artesanal que se enfrentaba a todo el poderío de Mercedes, BMW, Honda, Renault... Sin solución de continuidad, todos los trabajadores de Cosworth destinados a los grandes premios (la compañía tiene otras líneas de negocio) deberán buscar un nuevo destino fuera de este cerrado coto.

Pero no serán los únicos que tendrán dificultades a partir de ahora. La Federación Internacional de Automovilismo mantiene su filosofía de aquilatar costes, un objetivo que persigue a costa de la congelación tecnológica. Las escuderías y sus proveedores invertirán menos presupuesto en investigación y desarrollo, desde los motores a la aerodinámica pasando por la electrónica, lo que se traducirá, inevitablemente, en una reducción paralela de los recursos humanos. Las previsiones no son optimistas y algunos expertos calculan ya que entre 200 y 300 ingenieros y mecánicos pueden engrosar las listas del paro por esta razón.

Otro nutrido colectivo se echará en falta desde el año próximo. Se trata de las 200 personas que componen la nómina de Michelin, que se va de la Fórmula 1 dejando a Bridgestone como proveedor único. En su caso, se espera su recolocación en otros puestos de la multinacional.