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Victoria y repóker histórico para Alonso

Fórmula 1 | GP de Gran Bretaña

Victoria y repóker histórico para Alonso

Victoria y repóker histórico para Alonso

El asturiano sumó en Silverstone su quinto triunfo del año a lo grande, con pole y vuelta rápida en carrera, por delante de Schumacher y Raikkonen, logrando así el mejor arranque de puntos de todos los tiempos: 74 de los 80 posibles

Fernando Alonso no sabe bien quién es Alberto Ascari. El mito italiano al que igualó ayer en Silverstone al conseguir su 13ª victoria (también empata a David Coulthard). Tampoco sabía qué era el 'Grand Chelem'. Una figura reservada a los grandes que consiste en lograr la pole, ganar la carrera, marcar la vuelta rápida y dominarla de principio a fin. Michael Schumacher, que logró esto en cinco ocasiones, es el único piloto en activo que puede presumir de ello. Y ayer el asturiano estuvo a punto de conseguirlo. Sin querer, se lo arrebató Giancarlo Fisichella (líder durante una vuelta). El ovetense tuvo que conformarse con su brillante primer 'Hat Trick'. Es el segundo piloto más joven de siempre en ese apartado (justo detrás de Coulthard). Nano pasa de los números. En el fondo, las estadísticas le importan menos que Viviane Leigh a Clark Gable, pero, casi sin saberlo, se está abriendo un hueco en la historia. Ayer se convirtió en el piloto con mejor comienzo en puntuación de todos los tiempos.

Con su quinto e inapelable triunfo en ocho carreras, sumado a sus tres segundos puestos, el líder del Mundial superó las cifras de Schumacher en su atómico inicio de 2002. 74 puntos para Fernando, 70 para el Kaiser. Las seis victorias, un segundo y un tercero de Michael en aquella temporada olvidable para la F-1 empatarían las cifras del ovetense si se hubieran realizado con la puntuación actual (entonces eran diez para el ganador y seis para el segundo). Supera también los seis triunfos, un cuarto y un tercero de Juan Manuel Fangio en 1954.

Visto desde fuera, la carrera británica puede parecer fácil. Pero hay que correr muchísimo para dejar a Schumi y a Kimi Raikkonen a 14 y 18 segundos, respectivamente, sin ninguna incidencia de por medio. Hasta que sus ruedas cogieron rendimiento, el finlandés le achuchó con todo al número uno. Llegó a meterle el morro, perdió la aerodinámica y casi se sale. Schumacher, un campeón al acecho, se puso en paralelo y ambos casi se tocan. Fue el subidón inicial de una carrera mediatizada por las enormes turbulencias que generan los monoplazas sobre el deflector delantero de sus rivales. Dan ganas de que prohiban los alerones que impiden los adelantamientos en trazados ultrarrápidos como Silverstone, porque así disfrutaríamos más del talento de las estrellas. El caso es que, en cuanto recuperó la adherencia, Alonso inició un torbellino de vueltas rápidas en carrera. Con al menos dos décimas de hándicap por su mayor carga de combustible se alejó de sus rivales con soltura. Y remató los tres últimos pasos por línea de meta antes de parar en boxes con los tres mejores tiempos de todo el gran premio: 1:21.873, 1:21.893 y 1:21.599. Inapelable. El triunfo estaba en sus manos, con 10,7 segundos sobre Raikkonen, al que endosó ¡siete segundos! de las vueltas 19 a la 23 (la distancia entre las primeras paradas de ambos pilotos).

Una gran pole.

Tan fuerte era el ritmo de carrera del asturiano que tal vez hubiera ganado siempre, pero todo fue más fácil gracias a su increíble pole del sábado. Y también al tapón que fue el McLaren para las aspiraciones de Schumi.

El gran premio fue la prueba de que no es oro todo lo que reluce en Renault. Fisichella estuvo en otro mundo y no porque hiciera una mala carrera (superó a un discreto Massa sin problemas y llegó a achuchar a Kimi), sino porque el coche, siendo estupendo, no es el más veloz de la parrilla. En líneas generales, es el Ferrari. Esta vez, gracias al calor, las Michelin eran superiores a las Bridgestone y el R26 estaba en su mejor pista. Es un campeón en estado de gracia quien lleva su monoplaza más allá de lo razonable y le endosa siete décimas al mejor registro de Fisico en toda la carrera. Alonso tiene una cruzada contra la política de evoluciones de su equipo. Pat Symonds y Briatore están convencidos de tener el coche más veloz, que no hay que tocar nada. Y de que Fisichella es muy malo. De hecho, Giancarlo tuvo que aguantar los severísimos reproches de Flavio por radio en Mónaco y pedirle por favor que se callara, que le estaba escuchando. El mal ambiente no es sólo parcela del compañero del asturiano. Como verán más adelante, el jefe de Renault ha tomado el camino de minimizar los logros de su otrora superpiloto.

Entre su fichaje por McLaren para 2007, el hecho de que ha perdido los derechos de imagen de Fernando y que no quiso acudir a la entrega del Laureus, la relación entre ambos es mucho más distante. El español detecta falta de cariño, indirectas sobre la marcha de su futuro equipo Y detalles como el hecho de tener que esperar en la línea de boxes de Mónaco a que Giancarlo pusiera su tercer juego de ruedas para intentar la pole. Sólo los triunfos evitan que la sangre llegue al río y mantienen la buena marcha de la escudería.

El líder llegó a pensar en Silverstone que iba a aumentar su ventaja con Schumi en otros cuatro puntos. Durante buena parte de la carrera Kimi parecía controlarle. Hasta que llegó la segunda parada en boxes. El Ferrari se detuvo antes, pero sabedor de que iba a poner neumáticos nuevos, a diferencia de los usados de su rival. Con una salida de boxes atómica, y digna de su talento, le arrebató la segunda plaza del podio a un asombrado Raikkonen.

En la meta, Alonso le enseñó al mundo su mano bien abierta, la de las cinco victorias. Tres de ellas consecutivas, la llave habitual del título. Con 23 puntos sobre Schumi. Y un símbolo de festejo, el del arquero que lanza flechas a los que le persiguen y derriba certero a sus enemigos dentro y fuera de la pista.

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