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El uno no lo regalan

Gran Premio de Bahrain

El uno no lo regalan

El uno no lo regalan

Ya es primavera... Y no porque lo digan los grandes almacenes, sino porque para los aficionados al deporte del motor, al automovilismo, atrás queda el frío y gris invierno. Ha vuelto la Fórmula 1 y lo mejor del caso es que lo ha hecho como acabó el año pasado: con una victoria incontestable de nuestro héroe más admirado, del campeón del mundo, de Fernando Alonso. Al asturiano también se le veía con muchas ganas de entrar en acción, era como un Miura ansioso por saltar al ruedo y exhibir todo su coraje, toda su valentía, todo su orgullo y fortaleza. Por eso arrancó dispuesto a demostrar que el número uno que luce el frontal de su R26 no lo regalan, que no le había tocado en una tómbola... Y lo hizo, ¡vaya si lo hizo!

Dudas razonables. El propio Alonso, a través de las informaciones de Carlos Miquel, había sembrado en mí la sombra de la duda. Es un piloto rapidísimo pero tanto como inteligente, así que me preocupaba que a su vez a él le inquietase saber si la planificación de su escudería era la adecuada. Entre otras cosas, porque lo que explicaba tenía toda la lógica: estaba por ver si, con la nueva reglamentación, alargar las tandas antes de los repostajes resultaba tan rentable, considerando que las paradas se compartirían con cambios de neumáticos. De hecho, muy equivocado no estaba, porque en su lucha de estrategia la cosa fue justa, muy justa. Pero lo importante es que Renault acertó en sus cálculos.

El campeón manda. Pero el gran mérito, que nadie lo dude, es del piloto. Se pueden hacer todas las cábalas imaginables, pero si después no hay quien las ejecute de poco sirve el esfuerzo. Y Alonso controló en todo momento la carrera con una maestría y frialdad propias de su talento inconmensurable. Rodó en cada instante al ritmo necesario, no se precipitó nunca, siguió con disciplina el guión de los estrategas y, como remate, doblegó con una autoridad manifiesta al mismísimo Michael Schumacher. El alemán pensó que enseñándole el morro de su Ferrari al español quizá le crearía la sombra de la duda. Grave error. Muy al contrario, ese ataque a falta de cinco vueltas sirvió para que el líder pusiera el turbo y dejará clavado a quien pretendía arrebatarle sus privilegios.

Genial Raikkonen. Y en el mismo contexto, remontada espectacular de Kimi Raikkonen. Personalmente, me vuelve a preocupar más que el Kaiser, creo que será un enemigo terrible también a lo largo de este 2006. Y es que puede que me equivoque, pero tengo la impresión de que la lección que ayer le dio Fernando a Michael representa el cambio generacional definitivo de los campeones: el del siglo XX dejando paso al del XXI.

Nos vamos a divertir. Otra buena noticia: el domingo que viene, más. Nos tocará madrugar un poquito, pero seguro que merecerá la pena. Esto no ha hecho más que comenzar y lo incuestionable ya es que lo vamos a pasar en grande...

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