Estas leyendo

Campeón de campeones

Fórmula 1 | Gran Premio de Bahrain

Campeón de campeones

Campeón de campeones

Alonso arranca 2006 batiendo a Schumacher tras un precioso duelo. Gran remontada de Kimi, tercero

Cuando vi a Michael a medio segundo pensé: voy a apretar, porque lo deben estar pasando muy mal en el box". Así de tranquilo vivió Fernando Alonso sus últimas vueltas de carrera. Mientras millones de personas sufrían ante el último ataque a final de la recta de meta de Michael Schumacher, el actual campeón estaba tan pancho. El Kaiser intentó meterse por el único hueco que vio en 18 vueltas con el Renault delante, pero su rival cerró la puerta sin inmutarse. Forzó el ritmo y se aseguró la victoria. La primera del año, novena de su carrera deportiva. Toda una demostración de talento y temple. La del mejor piloto de la Fórmula 1 actual.

Fernando es una mezcla de la superprofesionalidad y regularidad del Kaiser con la velocidad de Kimi, tercero ayer después de una sensacional remontada desde la última plaza de la parrilla. El número uno asturiano está en forma, es el hombre a batir y va lanzado a por su segunda corona. Una victoria especial después de vivir un apasionante duelo de principio a fin contra una leyenda viva, el piloto con mayor palmarés de todos los tiempos. La batalla esperada por todos.

La estrella española salía cuarto, y se puso segundo después de vérselas con un fallón Felipe Massa, alias Farsa. Estrenamos apodo. No puede ser que la presunta figura de futuro brasileña sea un peligro para sus compañeros de pista. O que termine la carrera noveno. Pase que se cruzara media pista de lado a lado para taponar el fenomenal arranque del español. Al fin y al cabo eso es lo que le pidieron en boxes. Lo que no tiene sentido es que se marcara un descomunal trompo al frenar a final de la recta principal por la parte sucia. En su maniobra, y con el coche descontrolado, casi arrolla a Alonso a más de 200 km/h. Como castigo del destino, una rueda se le atascó a sus mecánicos cuando paró en boxes y arruinó del todo su carrera. Alonso evitó como pudo la colisión, no sin suerte, y emprendió su cacería.

Cuestión de gomas. El comportamiento de los neumáticos de Ferrari y Renault marcó la lucha entre dos de los tres campeones del mundo de la F-1 actual (el otro es Villeneuve).

En las primeras vueltas de cada tanda larga en las que se dividió la carrera, las Michelin tenían ventaja. Al comienzo Michael se hizo con un colchón de 6,2 segundos hasta el primer repostaje. Impecable. Ayudado por el medio segundo por vuelta de ventaja que le proporcionaban los doce kilos menos de combustible que llevaba en su Ferrari respecto al asturiano. A partir de ese momento, Fernando debía correr como si le fuera la vida en ello para enjuagar la desventaja. De tres décimas en tres décimas por vuelta y entre bruscos latigazos del R26, redujo la diferencia a cuatro segundos. En la parada le ajustaron la incidencia del alerón delantero.

A partir de ahí, Alonso lanzó un ataque brutal. Primero, con su vuelta rápida personal, 1:32.534. Después, con otro 1:32.7 y varios 1:33 bajos. En diez minutos ya estaba al rebufo del Ferrari número cinco. En esas vueltas se cimentó la victoria de Alonso y en su regreso al 1:32.7 en los tres pasos por meta en los que se quedó solo. A su regreso de boxes llegó la imagen del día. Uno de esos movimientos históricos.

Alonso avanza por el pit lane con el motor limitado a cien kilómetros hora mientras Schumi se acerca en paralelo a más de 280 km/h. El español entra en pista con el motor rugiendo a 19.200rpm y al llegar a la primera curva se encuentra emparejado con Michael. Duelo de genios, de carácter, de haber quién le echa más narices. Ross Brawn, el genio estratega de Ferrari, levanta el puño para celebrarlo. Otro piloto se hubiera arrugado. Nano, no. Abre la trayectoria, Michael va por fuera. A España se le pone un nudo en la garganta... Pero Schumi tiene que levantar el pie. ¡Alonso, líder! Brawn no puede evitar golpear de rabia la mesa. La sala de prensa de Bahrain estalla en aplausos. El nuevo rey de la Fórmula 1 acaba de batir a la leyenda.

Por detrás también se vivió otra guerra entre Button y Raikkonen que dejó a cada uno en su sitio. Kimi pudo sacar ventaja de su desgracia. Al romper su coche en la primera tanda de calificación cargó a tope de combustible y su estrategia fue de sólo una parada. Pasó a ocho en la primera vuelta y mantuvo un alto ritmo de carrera.

Los rivales iban a caer entonces en los repostajes. Entre ellos el británico de Honda. Era más veloz y pasó repetidas veces a un Montoya con problemas de potencia, pero volvió a diluirse en los momentos claves. En 16 vueltas fue incapaz de meterle ni una sola vez el coche en las curvas al veloz finlandés, que se perfila de nuevo como el gran rival por el título de Alonso. Tenemos a la vista un apasionante duelo a tres bandas por la corona.

El ovetense entró emocionado en meta: "Gracias a todo el equipo por vuestro trabajo". Se lo merecen. Su repostaje fue excepcional. Y después se levantó sobre el monoplaza, y comenzó a mover la cadera como si de un torero se tratara. No quiso aclarar su significado. En el podio, todo fueron gestos de cariño. De besos a un anillo y piropos a su novia, la okupa de su corazón, que le sonreía a escasos metros de la gloria.

También te puede interesar