Un kilómetro más de los miles que había recorrido en el desierto. Richard Sainct, ganador del Dakar en 1999, 2000 y 2003, volaba con su KTM a más de 140 km/h cuando salió despedido por los aires. Un bache provocó que la suspensión de su moto hiciera tope y salió despedido por los aires. Buscaba la victoria de la cuarta etapa del Rally de los Faraones, en Egipto.

Todavía en el suelo recibió la ayuda de Fabrizio Meoni, que rodaba a continuación. El francés quiso seguir y reemprendió la marcha hasta llegar al punto de asistencia. Sus mecánicos recompusieron la moto y Richard volvió a la carga. Sin embargo, cien kilómetros después volvió a caerse, pero esta vez con un resultado dramático. Lee Palmer, otro piloto, le encontró inconsciente, activó la baliza de evacuación para trasladarle en helicóptero hasta un hospital. Fue inútil, murió antes de alcanzar el destino salvador.

Algunas fuentes especulan con la posibilidad de que el impacto mortal fuera el primero. Podría haberle provocado lesiones internas que no se manifestaron hasta algo después, cuando ya era demasiado tarde. De hecho, testigos que presenciaron el paso de Sainct poco antes de su segunda caída aseguran que rodaba especialmente lento, como desorientado. Pero su moto no fallaba...

Richard Sainct tenía 34 años, estaba casado y era padre de dos hijos de corta edad.

Dieciocho pilotos muertos en el desierto

Un total de dieciocho pilotos participantes en grandes pruebas africanas han perdido la vida durante su disputa. La primera víctima del desierto fue el motorista holandés Bert Oosterhuis, que murió en el Dakar de 1982. La víctima anterior a Sainct fue el también francés Bruno Cauvy, copiloto de un automóvil que falleció durante el transcurso de la décima etapa de la edición 2003 del Dakar. Otra tragedia que conmocionó al mundo de los raids fue la muerte en 1992 de Gilles Lalay, que igualmente había sido ganador de la mítica carrera africana.