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Vettel y Alonso le dan una lección a Ferrari

Fórmula 1 | GP de Italia

Vettel y Alonso le dan una lección a Ferrari

Vettel y Alonso le dan una lección a Ferrari

El piloto alemán de Toro Rosso logró una magistral victoria desde la pole y batió el récord de precocidad del asturiano, que realizó una carrera soberbia hasta la cuarta plaza y acertó esta vez con la estrategia

Tal vez algún día Ferrari vuelva a tener dos grandes pilotos al volante. Uno de ellos, Fernando Alonso, puede vestir de rojo ya en 2010 si Kimi Raikkonen mantiene el año que viene esas trazas actuales de ex campeón en decadencia. Y el otro, Sebastian Vettel, podría ser su compañero de equipo un año más tarde. El bicampeón experto junto a la joven estrella que viene. La carrera ayer de ambos fue impecable. El alemán ganó su primer gran premio en Fórmula 1 y dio una exhibición de pilotaje en mojado. Es un auténtico rainmaster, apoyado en la puesta a punto descaradamente para agua que llevaba, con mucha carga en el alerón trasero. Heikki Kovalainen, segundo con el mejor coche en mojado de la parrilla, ni le vio.

Alonso y su equipo, por su parte, esta vez sí se la jugaron a cambiar a ruedas intermedias y les salió bien. Con la novena vuelta rápida en carrera, esa decisión le sirvió para terminar cuarto. Las simulaciones de Renault no le daban más allá del octavo. Después, un grupo que lideraba Nick Heidfeld, con Felipe Massa y Lewis Hamilton detrás, fue incapaz de toserle. Hasta se alejó de ellos y terminó por rodar más rápido que Robert Kubica. Con las ruedas intermedias degradadas por el carril seco que se hacía volvió a demostrar porqué es el mejor a la hora de improvisar en pista.

En comparación a las actuaciones de Vettel y Alonso, las estrellas de Ferrari estuvieron pésimas. Kimi no remontó hasta que no se sintió a gusto al volante, y Hamilton le pasó sin despeinarse en las primeras vueltas. Al final, cuando empezó a estar cómodo, hizo vueltas rápidas sin parar. Fue un gesto tan veloz como inútil que no le sirvió para sumar ni un punto.

Massa, por su parte, salió sexto y terminó sexto. Le arañó un punto en el Mundial a Hamilton, pero pecó de conservadurismo y, con el motor del ganador a su espalda, sólo adelantó a Nico Rosberg. Le perjudicó el exceso de celo de Domenicali y Baldiserri al decirle que le cediera la posición, pero después tampoco demostró una gran talla de campeón al no querer pasar a Heidfeld: "He intentado presionarle, pero había que tomar demasiados riesgos". Ahora es demasiado conservador. Le ha recortado un puntito al inglés de McLaren, pero se le ve muy justo para ganarle.

Hamilton y su pilotaje.

Vamos con Hamilton. En agua, la capacidad del MP4/23 para calentar las ruedas le hace ser un segundo más rápido que el resto. Puede que también tenga algo que ver la tracción. Ya lo avisaba Fernando por la mañana: "Si va como en Silverstone, Lewis termina en el podio". Su motor tira mucho y ahí están sus 339,7 km/h de velocidad punta, diez por encima del Renault R28 de Alonso. En esas condiciones remontó con fiereza y fue un espectáculo. Pero también lo hizo con un recital de marrullerías. Se cerró delante del asturiano y le obligó a cambiar de dirección a más de 320 km/h, a Glock lo mandó a la hierba también a una velocidad peligrosísima y la traca fue, ya en la última parte de la carrera, cuando Webber osó intentar adelantarle.

El australiano lo tenía casi rebasado en la frenada cuando la Flecha de Plata abrió la dirección, le dejó casi sin pista y terminó por tocarle en una zona peligrosísima. Mark se saltó la chicane, pero no debería haberle cedido de nuevo la plaza porque fue su rival el que le hizo saltársela. En ese momento Hamilton sufría graining en los neumáticos producto de su alocada salida de boxes con intermedios. Se los cargó y en la última parte de la carrera apenas existió. McLaren no se los puso en la primera detención por temor a que se saliera como en la calificación.

Nada más bajarse del coche, Alonso, el bicampeón español, fue el primero que se abrazó a Vettel, el nuevo chico de oro de la Fórmula 1. Le cedió el testigo de ganador más joven de la historia (21 años y 72 días) y le felicitó con cariño. Fue una imagen que puede marcar la próxima era de la F-1 vestidos de rojo.

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