A Fernando Alonso los elogios deben sonarle ya casi a tópico. Pero según de quién procedan quizá su calado resulte diferente para el asturiano. Y si alguien puede sentirse capacitado para hablar del hombre que el próximo domingo puede convertirse en el nuevo campeón mundial de la Fórmula 1 es el piloto encargado de cederle la corona: Michael Schumacher.

El 'Kaiser' conquistó su séptimo entorchado precisamente en el GP de Bélgica del pasado año. El 29 de agosto de 2004, el alemán cruzó en segunda posición la línea de meta del circuito de Spa-Francorchamps (pasemos por alto que el vencedor fue un tal Raikkonen...) y sumó así los puntos suficientes para proclamarse, por quinta vez consecutiva, como el mejor piloto del planeta sobre su rojo Ferrari.

Por eso tiene una especial trascendencia la opinión de 'Schumi' sobre la situación de Alonso, que explicó ayer con claridad meridiana en una entrevista en el diario deportivo italiano 'La Gazzetta dello Sport'. Atención a sus palabras: "Después de lo que vimos el pasado fin de semana en Monza, está claro que no hay que ser un profeta para decir que Alonso tiene ya el título en el bolsillo. Para mí es sólo una cuestión de tiempo, gracias a la ventaja que logró acumular en las primeras carreras de la temporada".

Y el rey destronado resume los argumentos que ha esgrimido el asturiano para encontrarse ahora en su privilegiada posición: "Ha sabido administrar su diferencia de forma muy inteligente, siendo un piloto valiente pero también muy maduro, sobre todo teniendo en cuenta su edad". Por todo eso a Schumacher tampoco le extrañaría que sus éxitos tuvieran continuidad: "Es posible que sigan ganando, porque Renault le ofrece el coche más consistente y sin los problemas de fiabilidad que muestran los demás".

Y, en la misma línea de confianza en las opciones del líder, tampoco descarta en absoluto que Alonso entone el alirón dentro de unos días: "¿Necesita sólo cuatro puntos más sobre Raikkonen para lograr el Mundial? Bien, pues podría sumarlos en Spa. Después de la nuestra del año pasado, sé que es un bonito escenario para la celebración de un título".

Seguramente habla con tanta honradez del aspirante a campeón porque en estos momentos ni siquiera se considera un rival para él, ante la crisis de Maranello: "Sinceramente, no tenemos motivos para ver la luz al final del túnel y pensar que volveremos a ser competitivos este año. En tan pocos días nada va a cambiar, los milagros no existen en la Fórmula 1; sólo nos queda la opción de seguir trabajando con la esperanza de que se produzca una pequeña mejora en esta recta final".