La decisión de Aprilia de abandonar su proyecto mundialista de la nueva categoría de Moto2 es de lo más extraña. No porque lo dejen, algo absolutamente comprensible en la coyuntura actual, sino por cuando lo han hecho. En sólo unos días la marca italiana debería haber entregado los primeros chasis a los equipos que confiaron en ella, que ahora se ven compuestos y sin motos (que no sin motores, que éstos los va a facilitar Honda a todos) para comenzar a trabajar de cara a 2010. Han dejado colgados, entre otros, al campeón de 125cc, Julián Simón, y a su equipo, que no es otro que la poderosas formación de Jorge Martínez 'Aspar'. Y yo me pregunto: ¿no lo podían haber decidido antes?

Pues seguramente sí. Es más, yo apostaría porque Aprilia no ha tenido nunca la intención firme de estar en esta nueva categoría de los grandes premios y que la 'espantá' tiene mucho que ver con una venganza servida en frío contra los promotores del certamen, la empresa española Dorna. Me parece muy respetable su rechazo a que una marca italiana fabrique un chasis para montarles un propulsor japonés. Pero eso se sabía desde que se aprobó la nueva reglamentación con un proveedor único de motores. Así que, ¿por qué esperar hasta diciembre para montar este lío? Pues a mí me da la impresión de que precisamente para eso, para hacer mucho daño al proyecto y elevar así lo más alto posible la voz de su oposición al mismo. Puede que lo hayan conseguido, pero los mayores perjudicados han sido quienes confiaron en ellos, los equipos. Y eso sí que me parece terriblemente injusto...