Monza es el circuito más rápido del año", asegura sin ninguna duda Fernando Alonso. En un deporte en el que la velocidad es clave fundamental y contar con el coche más veloz te convierte en favorito al instante, el templo de la velocidad esconde una especie de maleficio. Motor a tope durante el 75% del gran premio convierte a los equipos poderosos en habituales ganadores del GP de Italia, pero eso no se refrenda en el campeonato. Cualquier cosa puede pasar en Monza, un escenario diferente a todos, casi mágico. Hay que recordar que el circuito que acoge la cita transalpina se disputa a una velocidad media de 260 kilómetros por hora, mientras que el resto de trazados del certamen se recorre a una media de 220.

Pero las altas velocidades son un arma de doble filo ya que la fiabilidad de las mecánicas acaba marcando las victorias. Y por eso, tan sólo cuatro de los últimos veinte ganadores en el trazado de las afueras de Milán se llevaron el título al final de la temporada. Alain Prost en 1989, Ayrton Senna al año siguiente y Michael Schumacher, en dos ocasiones, 2000 y 2003, son los únicos que pueden decir que ganaron en Monza y fueron campeones. Hay casos curiosos como el de 2004 cuando el Kaiser arrasó ganando trece de las 17 carreras, pero la prueba de casa de Ferrari se le escapó al heptacampeón.

Viendo estos antecedentes, Button, Barrichello, Vettel y Webber, los cuatro aspirantes al título de 2009, tendrán algunas dudas sobre la conveniencia de ganar en el mítico circuito que sólo ha dejado un año de organizar un gran premio en la historia de la Fórmula 1. Fue en 1980. En las otras 59 temporadas, Monza ha estado presente en el calendario.