Es una sensación de impotencia indescriptible. Campeones con la rodilla en tierra, el gesto desencajado y los ojos rojos de la derrota en la mirada. Los tres últimos ganadores de un Mundial, Kimi Raikkonen, Fernando Alonso y Lewis Hamilton, los tótem que mueven las masas, vivieron ayer un auténtico drama deportivo en la calificación. El primero, la estrella de Ferrari, que se confió a pesar de fallar en su primer intento de la Q1 y decidió, en connivencia con el equipo, no volver a salir a pista. Fue un error decisivo en una parrilla tan igualada. Su tiempo, 16º, le dejó fuera de la Q2. Su probable recambio español en Maranello se salvó por los pelos después de jugársela a ahorrar un juego de ruedas blandas para la carrera. Pasó 14º. Y Lewis se clasificó bien para la segunda parte de la calificación, pero sucumbió en la misma y sale 14º.
Sólo quedaba un rey de reyes en pista y también sufrió de contravolante en contravolante para meterse con los mejores. Empujado por el aliento de 71.000 aficionados (40.000 menos que el año pasado), Fernando se jugó el tipo para superar a Nakajima y meterse en la Q3 por ¡22 milésimas! El Renault R29 del ovetense está más cerca en tiempo de la cabeza que su antecesor, a medio segundo por vuelta, pero está más lejos en puestos, que es lo que importa. En este momento tiene delante suyo a Red Bull, Brawn, Ferrari (que ha pegado un subidón importantísimo de cuatro décimas por vuelta con el F60B), Toyota, el mejor BMW (Kubica) y el mejor Williams (Rosberg). Es decir, por coche tiene el séptimo de la parrilla, por delante de McLaren, que ha patinado con su evolución de Montmeló, Toro Rosso y Force India. Ya en la Q3, decidieron descargarle de gasolina para que terminara lo más arriba posible y sólo pudo ser el último de los ligeros, octavo, y con menos carga que nadie. Se detiene por primera vez en la quince y debe protegerse de Rosberg y Kubica, mucho más cargados, para arañar un punto.
Es una pena y, más aún en el circuito de referencia del campeonato. Ante sus aficionados. Mientras tanto, Button mantiene el tipo también en Europa y logra in extremis una pole espléndida. Vettel, que a punto estuvo de dar la campanada, sale segundo en parrilla y se detiene tres vueltas más tarde. Y Massa demuestra que Ferrari ha vuelto, sale cuarto, y puede ponerse líder con la ayuda del KERS en la primera curva. Los coches rojos son los únicos que pueden hacer frente a los actuales jefes de la F-1.
