Fue el día del morbo. Lo decían los periodistas ingleses: "Está interesante, Fernando y Lewis juntos de nuevo en pista. Es el duelo entre los dos mejores pilotos". Y lo esperaban los aficionados. Pero no se cruzaron en el paddock y fueron correctos en la pista. Primero fue Alonso el que dejó pasar a Hamilton cuando éste iba más deprisa y luego fue Lewis el que cedió la posición al asturiano. Sin embargo, en ambos casos sí que hubo momentos en que seguían a su adversario y estudiaban el comportamiento del monoplaza rival.
Fuera de la pista también tuvieron vidas paralelas. Por orden de sus equipos, sólo realizaron declaraciones públicas a sus servicios de prensa. La estrella española hizo hincapié en que el desarrollo de su coche está muy verde: "Este coche está aún muy al comienzo de su desarrollo y seguimos aprendiendo cosas y mejorando nuestro conocimiento con cada kilómetro que rodamos con él. Tenemos tantas cosas que probar en tan poco tiempo que es necesario maximizar el número de vueltas que damos cada día. Así que jornadas como ésta, de 86 vueltas, son muy productivas. El programa para mañana (por hoy) será similar, esperemos que nos respete la climatología".
Insiste tanto en el kilometraje porque el equipo no puede permitirse más jornadas como la anterior, en la que Nelsinho dio sólo nueve vueltas. Christian Silk, el jefe del equipo de pruebas, refrendó el optimismo que tenía Alonso en la mirada: "El coche ha funcionado muy bien, hemos obtenido muchos datos y una base para avanzar en su desarrollo".
Hamilton, por su parte, salió a pista a las nueve y cuarto de la mañana, y con tantas ganas que casi se sale a su llegada al ángulo de Portimao. Los nuevos coches son muy delicados en mojado, les falta mucha carga aerodinámica y agarre en las curvas. Por precaución rodó en agua con el alerón de 2008, que proporciona más adherencia. Alonso estuvo todo el día con la nueva configuración. Es más útil para poner a punto el coche.
La estrella de McLaren destacó sus sensaciones. No se subía al monoplaza desde Brasil: "Ha sido bonito volver a trabajar con el equipo. Parecía que no me había ido aún y enseguida me he acostumbrado a la rutina de los entrenamientos. Y eso que llevaba dos meses sin subirme a un coche. El primer test sólo ha sido para acostumbrarme al nuevo coche y para regresar al trabajo con los ingenieros, en ningún caso se ha buscado marcar el tiempo más rápido. El coche transmite buenas sensaciones y hemos realizado grandes progresos en el invierno. Estoy deseando evolucionar al máximo el coche para Australia. Sólo llevo un día y ahora tenemos por delante dos meses durísimos para mejorar el monoplaza".
Por otra parte, Massa probó en Mugello el Ferrari F60. La pista estaba húmeda y marcó un mejor tiempo de 1:33.353. Kubica rodó con el BMW a puerta cerrada en Cheste y dio 99 vueltas, sin que se hayan facilitado los registros. "Estamos trabajando en la dirección correcta en el desarrollo del F1.09", dice el polaco.
