Cansado, contento, repleto de mezclas de sensaciones, como cuando vas a un buen restaurante y no comes bien, tienes la satisfacción de haber estado allí, pero no te queda buen recuerdo. Así estaba Isidre Esteve cuando llegó al vivouac de Santa Rosa de la Pampa, la capital de la región, donde acabó la primera etapa del nuevo Dakar, el primero que se disputa en Suramérica, el primero en el que Esteve corre en coche.

El piloto ilerdense resumía así su debut en la prueba más dura del mundo con el SsangYong Kyton especialmente preparado para él y para esta carrera por los catalanes de Tot Curses: "No ha sido muy divertido, salíamos atrás y había mucho polvo durante toda la especial, así que todo el rato sonaba el Sentinel porque nos aproximábamos a otro coche y no podíamos adelantar porque el polvo no nos dejaba ver".

Sin embargo, Isidre estaba contento con su participación: "Estoy satisfecho por haber terminado la etapa y espero seguir en esta dinámica y si puede ser un poco más adelante, creo que tenemos posibilidades de hacerlo". El ilerdense, que logró un cuarto puesto en motos como mejor resultado, siempre era uno de los candidatos a la victoria en dos ruedas y ahora debe cambiar su rol de piloto ganador por el de debutante y aprendiz. Seguro que podrá hacerlo.