A pocas horas de la carrera más importante de sus vidas, Lewis Hamilton y Felipe Massa comparecieron sonrientes en Interlagos ante los medios de comunicación, aparentemente relajados. Los dos aspirantes al título compartieron protagonismo en la rueda de prensa oficial con David Coulthard, que se retira este fin de semana, y con los otros pilotos brasileños de la parrilla, Barrichello y Piquet. Se sentaron juntos y se dieron la mano amistosamente. En ese ambiente, evitaron cualquier tipo de enfrentamiento en sus declaraciones. De hecho sólo hubo un momento de tensión cuando a Hamilton le recordaron las declaraciones de Eddie Jordan, a las que dio continuidad ayer Juan Pablo Montoya, en las que le advertía del peligro de estar cerca de Massa durante la carrera. El inglés se puso serio: "Creo que todos los que estamos aquí somos deportistas. Hay mucha competitividad, pero confío en que tengamos una carrera limpia. Creo en la honestidad de todos ellos. Por eso adoro este deporte". Pero, por si acaso, advierte: "Simplemente tengo que hacer un buen trabajo, y la victoria esta vez no es tan importante. Estaría bien por el equipo, pero la carrera no es a vida o muerte".
Al momento, a Piquet y Barrichello les preguntaron si ayudarían a su compatriota Massa a ganar el título. Ninguno se mojó. "En todo caso él podría ayudarme a mí dando un poco de la potencia de su coche al mío. No creo que a Felipe le gustara que yo hiciese algo contra Lewis. No sería un digno campeón", explicó Rubinho. "Están disputando una liga distinta a la nuestra, y no voy a tomar parte en ella. Sus coches son más rápidos y no hay nada que pueda hacer", terminó Piquet.
Hamilton reconoció también que las circunstancias que rodean a esta carrera son completamente diferentes a las del año pasado. Allí, según él mismo asegura, pagó el precio de la inexperiencia, admitiendo además que la presión le pudo: "En 2007 vine a Brasil tras una mala carrera en China y bastante agitado por la situación. Se puede decir que me superó la presión. Pero esta vez se trata sólo de una carrera más, y llego después de vencer en China. Si el año pasado no se me hubiera parado el coche habría ganado el título. No creo que tenga que cambiar mi estilo de pilotaje".
Al otro lado, Felipe Massa aún cree que en un golpe de fortuna que le dé el campeonato delante de sus aficionados: "Cumpliría el mejor de mis sueños. Durante estos últimos días he notado el apoyo de la gente en los restaurantes, en la calle... Me paran y me felicitan. Soy totalmente optimista para lograr el título". El de Sao Paulo no olvida, además, que se convertiría en el primer campeón brasileño en 17 años: "Recuerdo el último título de Senna. Él es como un dios, y sólo espero contribuir a la gran historia de mi país en la F-1".
