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Hungaroring es un trazado que engaña

Fórmula 1 | Actualidad

Hungaroring es un trazado que engaña

Hungaroring es un trazado que engaña

A pesar de ser un circuito lento y con escasos puntos de adelantamiento, el índice de abandonos alcanza el 40%. Las ruedas y el motor sufren mucho por el agobiante calor

Toda regla tiene una excepción. Y en el caso del trazado de Hungaroring esa singularidad corresponde al fantástico GP de Hungría 2006. La lluvia volvió loca la carrera y nos permitió deleitarnos con la asombrosa remontada de un Fernando Alonso desatado, que ganó quince posiciones y al que sólo la famosa tuerca mal apretada pudo detener. Porque por el resto, el circuito magiar es una pista sin curvas de alta velocidad, sin puntos de adelantamiento (salvo la frenada de la curva 1) y con una cantidad ingente de polvo.

Sin embargo todas estas circunstancias que, en principio, perjudican el espectáculo al unirse le dan su verdadera dimensión. Los monoplazas están equipados con una enorme carga aerodinámica para optimizar el paso por curva, la tracción y las frenadas, los reglajes blandos usados para mejorar el agarre mecánico, los compuestos blando y extrablando con los que Bridgestone calza los coches por la escasa adherencia de Hungaroring y la enorme preocupación porque el motor esté bien refrigerado hacen de esta carrera singular y preocupante para las escuderías.

Todo lo anterior conforma las claves para el GP de Hungría. Un circuito repleto de curvas lentas, con el porcentaje más bajo del Mundial con el acelerador pisado a fondo (56% de la vuelta) y sin casi adelantamientos, esconde un dato estremecedor. En 22 ediciones han participado 511 monoplazas. Y tan sólo 306 cruzaron la línea de meta, mientras 205 veían como su carrera terminaba antes de completar las vueltas previstas. Nada menos que un 40% de abandonos. Por eso se trata de una cita del calendario que esconde sorpresas desagradables. Los ingenieros cruzan los dedos para que todo salga bien y la degradación de los neumáticos o la insuficiente refrigeración del motor no suponga un cero para sus pilotos.

Y si todo esto ya supone un grave quebradero de cabeza, hay un dato más. Este fin de semana se espera canícula sobre Budapest y los informes meteorológicos anuncian que se sobrepasará alegremente los 30 grados los tres días de gran premio, con el consiguiente riesgo de tormentas provocadas por el extremo calor. En Ferrari esta noticia gusta debido al excelente trato que el F2008 da a sus ruedas, todo lo contrario que en McLaren, encantados con la visita de la lluvia en las últimas carreras por su sorprendente control del monoplaza en condiciones de mojado. A Renault le tocará sufrir por sus problemas de tracción, pero no hay que olvidar que allí, Alonso, al volante del R23, logró su primer triunfo en la F-1. Y los que seguro no disfrutarán excesivamente son los veinte pilotos que tendrán que apelar a su forma física y su capacidad de sufrimiento para soportar las setenta vueltas en el infierno húngaro.

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