No se puede presentar el coche el último, poner las nuevas y escasas piezas al final y pretender estar cerca de Ferrari y McLaren en la primera carrera del año. Con esa política, o diseñas desde el principio un coche ganador, o estás perdido. Eso es lo que le pasa a Renault, que se está preparando el primer examen de marzo la noche anterior, y le quedan aún muchas lecciones por aprender. Alonso les ha enseñado el temario, las materias que deben atacar a fondo, y ha pedido una serie de cambios profundos. Al ritmo que van, el R28 que él quiere no lo tendrá hasta verano.

Mientras, cada día cuesta más acercarse a la cabeza, repleta de equipos que empezaron a estudiar el Mundial un mes antes. Ayer, Fernando probó las primeras piezas nuevas de la pretemporada, un feo deflector en la parte delantera del pontón y, por la tarde, un morro delantero con la parte superior algo más perfilada. También probó unos frenos, en teoría revolucionarios, que resultaron ser un auténtico desastre y que fueron en parte responsables de los malos tiempos. El asturiano no notó grandes mejoras y sólo mostró su satisfacción por la nueva suspensión trasera. Como este tipo de ensayos exigen más un ritmo constante con ruedas viejas que buscar una punta de velocidad, ante la opinión pública su puesto 13º generó una sensación de hundimiento.

No es para tanto, pero sirve para que en Renault vean que tienen margen sobre los de detrás. Quien sí ha mejorado es McLaren, que al fin ha logrado extraer tandas largas de mérito al MP4/23. Hamilton no sólo hizo el mejor tiempo, además se marcó algunos 22.5 y 22.6 con ruedas usadas sobre veinte vueltas a la altura de los tiempos de Massa. El brasileño es muy irregular y Kimi, que hoy hará un simulacro de carrera, deberá dar una medida más prestacional del nuevo Ferrari.