Un buen padre vale por cien maestros. Nico Rosberg, el rubio que deslumbró en el Gran Premio de Bahrain tiene un progenitor campeón del mundo, Keke Rosberg, y además un profesor dirigiendo su equipo, Sir Frank Williams. Quizá sea esa combinación de genética y oficio la que ha conseguido que Williams F-1 tenga en su pasado dos campeones del mundo hijos de extraordinarios pilotos y un futuro con un gran y joven piloto que quiere conseguir un Mundial... como su padre. Y es que además de Keke y Nico, para Williams han conseguido sus dos últimos títulos mundiales, dos hombres cuyos padres fueron extraordinarios pilotos. Damon Hill, el hijo de Graham, ganó el título en 1996, su padre lo consiguió dos veces, y Jacques Villeneuve, el hijo del gran Gilles, en 1997.

Graham Hill. Gran Bretaña. Campeón F-1 1962-68. 179 carreras. 14 victorias. 10 vueltas rápidas

Damon Hill. Gran Bretaña. Campeón F-1 1996. 122 carreras. 22 victorias. 19 vueltas rápidas

Damon, el último campeón del mundo británico, es hijo de Graham Hill, magnífico piloto que logró dos títulos de F-1 en la década de los sesenta, además de las 500 Millas de Indianápolis en 1966 y las 24 Horas de Le Mans, en 1972. Hill padre falleció en 1975 cuando el avión que el mismo pilotaba se perdió entre la niebla cerca de Londres.

Gilles Villeneuve. Canadá. Subcampeón F-1 1979. 67 carreras. 6 victorias. 7 vueltas rápidas

Jacques Villeneuve. Canadá. Campeón F-1 1997. 138 carreras. 11 victorias. 9 vueltas rápidas

El piloto de BMW, Jacques, ganó el título en 1997, tras una última vuelta en Jerez en la que Schumacher se quedó en la grava. Gilles, con un talento sobresaliente, nunca ganó un título. La lucha que mantuvo con Arnoux en el GP de Francia de 1979 está considerada como una de las mejores de la historia. Tres años después, murió en los entrenamientos del GP de Bélgica.

Keke Rosberg. Finlandia. Campeón F-1 1982. 128 carreras. 5 victorias. 3 vueltas rápidas

Nico Rosberg. Alemania. Campeón de GP2 (2005). 1 carreras. 0 victorias. 1 vueltas rápidas

Keke fue el mejor en 1982 con un Williams de motor Cosworth, el mismo que ahora lleva su hijo, pese a ganar sólo una prueba. Nico, que dejó sus estudios de ingeniería para dedicarse al automovilismo deportivo, pese al disgusto de su madre, ya pilota para la escudería con la que su padre fue campeón. El joven Rosberg, por quien luchan las firmas de moda para que protagonice sus anuncios, promete seguir la mágica leyenda del equipo Williams.