Las dos caídas fueron en el mismo sitio, la curva 12, y tras reponerse de la primera, consecuencia de un adelantamiento con toque de Capirossi, llegó la más fuerte a 198 km/h: "En la curva he mantenido un instante el acelerador abierto y la rueda trasera derrapó en un punto donde pasamos muy inclinados. No me juego nada en el campeonato y estoy mermado físicamente, aunque no me he roto nada".
Su situación es caótica y Rossi da en el clavo: "Corre por inercia; lo que yo no haría es estar con un jefe de equipo que el año pasado le mandó al psicólogo".