El sinsentido de Toro Rosso acaba con Ascanelli

Toro Rosso prescindió el año pasado de sus dos pilotos porque consideraban que Alguersuari y Buemi no estaban a la altura de las exigencias de la segunda escudería de Red Bull. Los sustituyó inesperadamente por debutantes, Ricciardo y Vergne, con el convencimiento de que sus resultados serían mucho mejores que los de sus predecesores, gracias a su talento y a un monoplaza que consideraban competitivo para pelear en el medio de la tabla. Por eso el español y el suizo no daban la talla...

El balance, en el ecuador de la temporada, es que entre sus dos nuevas figuras han sumado la friolera de seis puntos, frente a los 17 de sus antecesores con las mismas diez carreras de 2011. Y claro, justificar el fracaso no es fácil, entre otras cosas porque supondría reconocer el sinsentido de esa decisión de fulminar a dos pilotos consolidados y con resultados al nivel exigible en una escudería de la segunda mitad del pelotón.

Así que, como echar ahora la culpa a Vergne y Ricciardo sería sospechoso, Tost, el jefe de equipo, y el famoso doctor Marko, el asesor de Red Bull, han trasladado el marrón a los técnicos. Su apuesta no puede ser tan mala... así que lo malo será el coche. Un criterio que, lógicamente y a la vista de los antecedentes, no comparte el director técnico de la escudería, Giorgio Ascanelli, el padre de todos los monoplazas que han salido de Faenza.

Ascanelli está oficialmente de vacaciones (extraño en plena campaña), pero todo apunta a que ya no regresará a Toro Rosso. Cansado de tanta presión, ha preferido apartarse del proyecto, lo que deja en una delicada situación a la escudería. Fundamentalmente, porque ahora tendrán que buscar a otro a quien colocarle el embolao...