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Fórmula 1 | GP de China

Un abismo separa a Alonso de los favoritos

El séptimo puesto del español, que tampoco tuvo su mejor día, evidencia de nuevo las carencias de su Ferrari, mientras Hamilton se reivindica como aspirante al título con una victoria por delante de Vettel

Actualizado a
<b>UN CARRERÓN. </b>Hamilton tuvo un gran premios inspiradísimo y en la imagen adelanta a Vettel; más atrás, los dos Ferrari, que poco pudieron hacer en Shanghai.
reuters

Trastos por doquier, mecánicos corriendo y Lewis Hamilton incrustado en su coche volando por la línea de boxes en dirección a la parrilla, donde el resto de pilotos esperaba la salida, algunos aprovechaban para ir al baño, otros con la Prensa... Por poco se le acaba el tiempo, pero pasó. El británico de McLaren comenzó la carrera antes que los demás, quizá por eso ganó, es probable que por esa razón se comiera a Sebastian Vettel a pocas vueltas del final, existe una posibilidad de que aquella velocidad de más desde el pit lane fue una de las claves de su primer triunfo en la temporada.

Apenas una decena de vueltas para la bandera de cuadros y Hamilton destrozando rivales a golpe de espectáculo, un adelantamiento tras otro, primero su amigo Rosberg, que acabó con el pelo rubio despeinado; después su compañero Button, al que dejó con el traje hecho trizas y las cuerdas del violín sueltas, y finalmente Vettel. El campeón del mundo, lastrado por una estrategia ineficaz y una marcha menos en velocidad de lo deseable, sucumbió ante el hambre de este inglés de barbita recortada y pendientes en las orejas que ayer escribió una página más en el libro que narrará su leyenda de piloto agresivo, de tipo que no se arruga ni ante su sombra. Después de ese adelantamiento la victoria estaba ahí. Y Hamilton la cogió. No podía dejarla escapar. Cierto es que su estrategia a tres paradas con unos neumáticos duros más nuevos que el resto le ayudó, pero para ganar hay que ir rápido. Siempre.

Lo dijo Fernando Alonso, el hombre que luchó contra Hamilton en Malaisia en una carrera que parece ya de otra época. El español mientras sus rivales en la historia vivían en las mansiones de la clase alta, sufría en un piso de las afueras con un coche en el garaje que un día fue un mito y que, poco a poco, está perdiendo color... rojo. Ferrari ha bajado unos cuantos peldaños en esta carrera y la de ayer tampoco fue la mejor que se recuerda del asturiano. Salió mal, no tuvo buen ritmo en ningún momento, tardaron más de lo debido en cambiarle las ruedas, otra vez, perdió un tiempo valioso en adelantar a Schumacher, sus neumáticos, gracias a una estrategia de dos paradas, eran la nada mientras le adelantaba el mundo civilizado, el coche era lentísimo... séptimo. Un puesto por detrás de su compañero Massa que hizo una carrera "casi perfecta". Al parecer le vale con un sexto puesto. El campeón español estaba disgustado y su puño ya está en lo alto del aire de la mesa de su equipo. Fernando necesita velocidad. Ésa es la clave.

La velocidad que tuvo Webber, del decimoctavo al tercero... y casi al segundo. El australiano, estrategia de tres paradas, tres juegos de blandos disponibles, hizo la vuelta rápida, casi un segundo y medio más veloz que la siguiente, tres más que la mejor de Alonso. Mientras, el que sueña con sustituirle, Alguersuari, veía la carrera desde el box tras un ejemplo claro de mala suerte con una rueda volando por los aires tras cambiar neumáticos.