La relación entre Alonso y Ferrari es un flirteo de desenlace anunciado. Dentro del equipo italiano, el adiós de Michael Schumacher dejó un vacío que ni Raikkonen ni Massa han podido llenar. Todos en Maranello saben que el único que puede hacer olvidar al Kaiser y asegurar en gran medida los éxitos es el piloto asturiano.

De ahí el cambio radical de actitud en el último año. Lo que eran críticas por sus declaraciones, se han transformado en halagos continuos sobre su profesionalidad y buen hacer. Sin duda, una maniobra de acercamiento que convenza a Alonso de que Ferrari es su lugar para volver a sumar títulos. Los propios trabajadores de la Scuderia no ocultan su admiración por el bicampeón en el paddock y le felicitan públicamente por sus grandes actuaciones. Quieren trabajar con él y volver a ser el enemigo indestructible de los cinco títulos consecutivos. Precisamente hasta que Alonso ganó su primer Mundial.

Otro dato que da que pensar es que Fernando primero se fue a Renault con un contrato de un año más otro opcional por si le llamaba Ferrari en 2009. Después renegoció la cláusula que le obligaba a anunciar sus intenciones de continuidad a Briatore (prevista para el 30 de septiembre) al 1 de noviembre. Incluso, hasta la víspera de su renovación esperó una llamada roja. No lo hicieron y ahora es tarde. El del F2009 no es ya su proyecto.