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Los tres mejores de la escudería del rombo

Fórmula 1 | Renault supera los 1.000 puntos

Los tres mejores de la escudería del rombo

El español que batió a Schumacher

Ahora que la escudería francesa no está fina muchos aficionados preguntan: "¿Cómo pudieron ganar durante dos años consecutivos?". La respuesta es casi más enigmática que el repostaje de Raikkonen en Hungaroring, en realidad, ni ellos mismo lo saben. Se modificó el reglamento de 2004 a 2005 y se prohibieron los cambios de neumáticos. Bridgestone y Ferrari, que venían de arrasar el año anterior, se hundieron con estrépito. McLaren se convertía entonces en el gran favorito al ser el primer Michelin, pero despertaron tarde, y el R25 de color azul y amarillo los pasó a todos por encima con cuatro victorias y seis podios en las seis primeras carreras del año. Se juntó el apoyo decidido de la firma de neumáticos al equipo de su país con un excelente motor V10, una aerodinámica correcta y un piloto excelso, Fernando Alonso. El asturiano era el mejor a la hora de gestionar unos neumáticos que terminaban las carreras muy deteriorados.

Después gestionó el resto del año en inferioridad prestacional frente al ataque de Kimi y Montoya. Le ayudó también una gran fiabilidad. Alonso se consagró en Brasil, pero aún le faltaba el plato fuerte, batir a Michael Schumacher de tú a tú. En 2006 de nuevo cimentó su corona en una racha imperial, que ni Hamilton ni Kimi han sido capaces de hacer en 2008, con cuatro victorias seguidas, España, Inglaterra, Mónaco y Canadá. Ferrari y las decisiones de la FIA asfixiaron después a Renault, pero Fernando se mantuvo en pie hasta tumbar al mito.

Alain Prost emocionó a Francia

El tiempo demostraría lo que Alain Prost, cuatro veces campeón del mundo, ya dejó entrever en su etapa de Renault, que era un fuera de serie. El francés debutó en 1980 con McLaren. Tenía 25 años y pronto recibió la oferta de la Regie, que quería ser el equipo del primer campeón francés de la historia. A punto estuvo de conseguirlo, aunque siempre le persiguió la falta de fiabilidad de los monoplazas, justo lo que años después, en 2005, sería clave. Pese a ese hándicap, en 1982 Prost ya se quedó a sólo diez puntos del título conseguido por Keke Rosberg.

Al final de esa temporada El Profesor consiguió la jefatura del equipo y la marcha de René Arnoux. Aprovechó un GP de Francia en el que no le dejaron pasar a su compañero, detrás en el Mundial, para denunciar que la escudería necesitaba un líder: "Cuando acabe la temporada la gente no se acordará de quién ganó en el Paul Ricard y sí de la identidad del campeón del mundo, eso es lo que de verdad importa". El 19 de octubre de 1983 Francia se paralizó para ver ganar el primer título con Renault a uno de sus pilotos, pero en el veloz Kyalami, fue Piquet el campeón. Cosas del destino, diez años después Prost logró su último título con Williams y un motor Renault a su espalda.

René Arnoux el eterno luchador

Carente de la finura de Prost, el rápido René Arnoux fue ante todo un gran luchador. Rápido y agresivo, ganó cuatro carreras entre 1979 y 1982. La última la consiguió en el GP de Italia de aquel año. Su especialidad era la calificación, donde era un tiro. Sumó 14 poles en sólo 58 carreras y a él y a Gilles Villeneuve le debemos el final más apasionante de siempre, con ambos pilotos batallando rueda con rueda y con toques incluidos por la segunda posición. El grandísimo piloto de Ferrari se llevó el gato al agua. Hablamos del inolvidable GP de Francia de 1979 en el circuito de Dijon. Ese fue uno de sus once podios vestido de amarillo y negro.

René y Gilles eran grandes amigos, y el destino quiso que el bravo piloto francés llegara a Ferrari un año después de la desaparición del mito del coche con el número 27. Arnoux terminó tercero aquel Mundial a espaldas de Prost, que se quedó en Renault, y sumó tres victorias. Estuvo otra campaña entera vestido de rojo y le quitaron de su puesto después de la primera carrera de 1985, en Brasil. Sin embargo, nunca volvió a brillar tanto como en el GP de Francia de 1982, su triunfo más sonado y ante un grande como Prost. René se negó en redondo a que su compañero le pasara.

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