Alonso aspira al podio si llueve en Montecarlo

Al límite en cada curva. Y girando el volante hacia el interior en plena recta para ganar la última centésima. Alonso recurrió a lo mejor de su talentoso repertorio para calificar séptimo un coche con el que su compañero Piquet sólo pudo finalizar 17º. Fue una calificación difícil para las estrella española. Estaba 13º por el tráfico en la primera parte, y al borde de la eliminación en la Q2. De hecho, pasó con el noveno tiempo a la Q3 después de una vuelta milagrosa y con un accidente de Coulthard a su espalda. Pero lo hizo, volvió a llevar al R28 cinco puestos por encima de su posición natural con dos excelentes vueltas en el tramo final.

Esta vez se cayó uno de los mejores monoplazas, el de un desacertado Heidfeld, y lo sustituyó un velocísimo Rosberg. En seco las opciones del asturiano no van mucho más allá de meterse entre los seis o siete primeros, pero se espera agua para la carrera (el meteorólogo de Renault habla de un 70% de riesgo de lluvia y acertó con la calificación sin precipitaciones), y entonces el podio es posible.

Escapar del caos. Nada más acabar así lo explicó el asturiano: "Me sorprende lo mal que iba el coche en la calificación después de lo bien que había ido en mojado". Y lo ratificaron sus tiempos. Por la mañana, en la última tanda de libres comenzó a llover. Al final de la tanda ya se estaba haciendo carril, pero con ruedas mixtas y un trazado aún empapado marcó el mejor tiempo: 1:26.223. Segundo en esa clasificación es Kubica (1:26.459), seguido por Coulthard (1:26.911), Raikkonen (1:27.056) y Massa (1:27.325). Hamilton decidió no arriesgar y no marcó ningún registro digno de mención. Tampoco Kovalainen.

Al margen del talento (Senna en 1984), cuando llueve en Mónaco para tener éxito hay que escapar del caos. Así sucedió en las últimas carreras de mojado, en 1996 y 1997. Hace once años, Schumacher arrasó en el Principado con su Ferrari. Salía segundo en parrilla y se aprovechó del error de Williams, que hizo salir a Frentzen con ruedas de seco desde la pole. Barrichello cabalgó de la décima plaza con su modesto Stewart hasta la segunda. Puede ser un buen ejemplo para Alonso en la carrera de hoy. En el 96 el ganador fue Olivier Panis, desde la 14ª plaza de la parrilla con un Ligier. Fue la carrera de su vida.

Massa, en la pole. La pole de 2008 tampoco se le ovidará jamás a Felipe Massa, un piloto que nunca había brillado aquí. Sin embargo, ayer estaba especialmente inspirado, o Kimi, gafas negras ante los fotógrafos, algo desorientado. El brasileño dominó las tres partes de la calificación y no cometió ni un error en su intento final, algo que sí hizo Raikkonen, que salió completamente desequilibrado de la última chicane. Por un suspiro, sólo unas milésimas, los dos Ferrari apartaron a un enojado Hamilton de la primera fila.

En el baile de estrategias, Ferrari, McLaren y BMW apostaron por la calificación, deberían detenerse entre la 22 y la 24. Rosberg, Alonso y Webber, por la carrera en mojado. Es decir, deberían ir más largos (el peso no perjudica y hasta ayuda un poco en agua), entre la 28 y la 31. Esto es, a dos paradas con la posibilidad, en el caso más largo, de poner 70 kilos e ir a una. Coulthard, décimo, y experto conocedor de Mónaco, puede resarcirse hoy de su espectacular accidente a 280 km/h en la frenada después del túnel y ser un duro rival para Alonso. Va a una parada. Huele a carrerón. Se respira Mónaco.

hoy, la carrera

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