Lunes por la mañana en Melbourne. El río Yarra se despereza en un caluroso día de final de verano. Fernando Alonso, que acaba de desayunar, recibe la llamada de 'El Larguero' de la Cadena SER. El asturiano respira un ambiente extraordinario en Renault, pero su carácter competitivo le pide mucho más a un monoplaza deficiente. Si el coche no progresa lo suficiente como para estar al menos a medio segundo del mejor, se irá la temporada que viene a Ferrari o BMW. Se marcharía al grande que le abra la puerta y colme sus ambiciones.
La entrevista terminó con una pregunta sin paños calientes: "¿Hasta cuándo le durará la paciencia?". A lo que el campeón, sorprendido y después de sonreír, contestó: "Yo tengo paciencia... pero mucha, no. Y estoy contento con un cuarto puesto similar a los que hacía a finales de 2007 -tras los dos Ferrari y Hamilton- Fue una temporada con dificultades. El año es largo, ya lo sé, pero si llega alguna mejora seguramente la moral irá subiendo. Si nos estancamos y empezamos a hacer malas posiciones, la paciencia poco a poco se va. No hay otra cosa que hacer, trabajar y motivar a todo el mundo al cien por cien". Con buenas maneras, Fernando lanza un aviso a su equipo, que no puede conformarse con las cuatro décimas que esperan ganar en Barcelona. Necesitan más, porque los demás también progresarán.
El propio Alonso desgrana cuáles son los problemas de su coche: "El resultado obtenido es sobresaliente, pero en el nivel de carrera quizá tuvimos un suspenso. No hemos dado lo que teníamos que dar. Sí que hay potencial para mejorar. Nos faltan ocho décimas en calificación y un segundo en carrera. Y esto es un mundo. Creemos que la aerodinámica es un punto a mejorar, la frenada también, porque el domingo cuando iba detrás no podía apurar todo lo que quería para atacar. Falta también un poco de motor y velocidad punta, porque para ir bien en las curvas debemos poner mucha carga aerodinámica en el alerón".
Si tuviera el propulsor con más caballos de la parrilla, esto le permitiría llevar ese alerón sin perder en las rectas. Y en Albert Park necesitaba tanta carga porque era la única manera de que el monoplaza traccionara algo mejor. El coche ha perdido una de las virtudes del R27, que salía muy bien de las curvas. De hecho, en toda la pretemporada el único primer tiempo en un test lo logró Fernando sobre el monoplaza viejo en Jerez. El coche le gustó y le ilusionó bastante, tanto que le dijo a sus íntimos: "No entiendo cómo no han logrado más podios, no va tan mal".
Al desarrollar el R28, el equipo que dirige Bob Bell decidió olvidarse por completo de la aerodinámica y suspensión de su predecesor por el excesivo desgaste de los neumáticos, sin pensar en intentar tomar esa base para mejorarla a base de cambiar el reparto de pesos. Se centraron en que el coche no subvirara (se fuera de delante) y lo han paliado en parte, pero tampoco del todo y, en las curvas más lentas, les cuesta meter bien el morro.
El problema de la parte trasera es una condena para las calificaciones (no extrae adherencia a una vuelta) y obliga a Alonso a poner el coche más a punto para una vuelta y sufrir en carrera. Así fue en Melbourne y, por lo menos, en la escudería se cree que las curvas rápidas de Sepang y su escasez de baches les permitirá estar más cerca que en el resbaladizo Albert Park.
