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Fórmula 1 | GP de China

La FIA decidió dejar sin castigo a Hamilton

Los comisarios deportivos dedicaron día y medio de investigación al comportamiento del británico en el GP de Japón, para no sancionarle finalmente porque "la pista estaba en muy malas condiciones"

Carlos Miquel
Actualizado a
<b>OTRA VEZ INDEMNE. </b>Hamilton tiene la bendición de la FIA para ganar este Mundial y el apoyo incondicional de Ron Dennis, su jefe de equipo, así que no puede pedir más.
MAZZI

En el GP de Hungría los comisarios de la FIA, coordinados por Tony Scott Andrews, decidieron sancionar a Alonso por estorbar a Hamilton en la calificación. No citaron artículo alguno y se dejaron llevar por el calentón mediático del momento para quitarle al ovetense siete puntos (los cinco de no ganar más los dos que habría perdido el inglés) de los doce que le separan ahora de su rival. Fue una actuación vergonzosa propiciada por Lewis y su padre, que se chivaron ante los comisarios y traicionaron la versión de su equipo.

Dos meses después, el mismo señor Andrews decide salvar al líder del Mundial de una sanción casi segura por el estado de la pista: "Se encontraba excepcionalmente mal y peor que en las anteriores carreras disputadas en lluvia. Por eso los comisarios consideran inapropiado sancionar a un piloto con la pena que normalmente debería imponérsele. En estas circunstancias, la sanción a Vettel se queda en una reprimenda. También se ha considerado la implicación de Lewis Hamilton en el incidente. A la luz de las evidencias mostradas por el propio piloto, su director deportivo y las otras partes presentes, no se le impondrá ninguna sanción". Es decir, la colisión de Fuji no tuvo ningún culpable por necesidades del guión. Increíble. Y, de paso, le dejan al británico en bandeja su primer título mundial.

De nada ha servido que no hubiera un solo piloto de la parrilla que no se hubiera quejado de su comportamiento. El último, el siempre discreto Kovalainen ("sus movimientos fueron incorrectos"). Ni tampoco la presión de Ferrari, que apoyó a Toro Rosso en la revisión de la sanción a Vettel. La escudería italiana mandó su prueba el pasado 4 de octubre. Se trataba de un vídeo colgado en la web 'YouTube' por un aficionado japonés. En esas imágenes se veía algo que no se pudo apreciar en la transmisión: el brusco frenazo de Hamilton, que se aparta a la derecha sin explicación aparente para evitar al coche de seguridad. Webber tiene que frenar bruscamente para no pasarle y Vettel termina por embestir al piloto de Red Bull.

El inglés no cumplió la distancia estable de entre uno y tres monoplazas que debe guardar respecto al coche de seguridad y generó una clara situación de peligro. Desde que saltó la noticia el jueves se apuntó la posibilidad de sancionarle con la pérdida de diez posiciones en la parrilla del GP de China, la misma penalización que le pusieron en un primer término al alemán de Toro Rosso. Los comisarios comenzaron a revisar las pruebas el jueves, especialmente el vídeo de 19 segundos. Y ayer, después de los entrenamientos libres, llamaron a los equipos implicados para que aportaran su telemetría.

Lo peor del día fue la reunión de los pilotos con el director de carrera, Charlie Whiting. Allí las estrellas de la parrilla supieron que Lewis no iba a ser sancionado incluso antes de que fueran a ver a los comisarios. El responsable de seguridad de la FIA, que llegó a inventarse en Nurburgring la extracción con grúa, dejó a los Alonso y compañía con la boca abierta: "El otro día ustedes cometieron muchas incorrecciones con el coche de seguridad en pista". David Coulthard y Nick Heidfeld se rebelaron y le dijeron que cómo podía decir eso: "El que lo hizo mal fue el piloto que lideraba la prueba". Y, cuando le preguntaron por la maniobra de Hamilton, Whiting confirmó la falta de criterio de la FIA: "A partir de ahora eso será sancionable".

Más de lo mismo.

Fue la misma respuesta a lo de la grúa de Nurburgring. Se armó una buena bronca y los veteranos la tomaron con el inglés de McLaren. Webber le pidió explicaciones una y otra vez, y el líder del Mundial se limitó a guardar silencio. Ya se había salido con la suya. Nada más terminar la jornada ya había empezado a llorar ante las televisiones británicas, y a decir que una sanción podía dañar la imagen de la F-1.

Después de la reunión de pilotos Webber, Vettel y Hamilton se fueron a ver a los tres comisarios, el ya mencionado británico Scott Andrews, el alemán Hermann Tomczyk y la china Gao Xuechun.

La sala donde se reunieron se veía desde el exterior. Era de noche y nadie veló por la discreción del encuentro. Fue una mascarada. Durante 37 minutos revisaron las imágenes. Desde la cristalera, se veía al australiano levantarse y sentarse de nuevo, señalar airado los movimientos del debutante. No en vano, él perdió la oportunidad de ganar su primera carrera en la F-1 por el empeño del británico en calentar los frenos y mover bruscamente el coche para que no se inundaran las tomas de refrigeración del motor.

Al terminar, los comisarios se quedaron solos con Hamilton durante diez minutos. En ese momento revisaron con él también su primera acción incorrecta, en la vuelta 17, cuando Alonso le adelantó después de otro blocaje de frenos. El inglés movía las manos con rapidez para señalar sus movimientos. Los comisarios le explicaron que no debía volver a actuar así en el futuro. Lewis se marchó contento y la prensa se dio cuenta de la comedia presenciada. Dos días de espectáculo sancionador con los que la FIA ha intentado tapar las sugerencias de pucherazo surgidas desde Italia. No lo han conseguido. Nunca un piloto tuvo antes tantas ayudas extradeportivas para ser campeón.