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La ausencia de un líder perjudica a McLaren

Fórmula 1 | Luchas internas en McLaren

La ausencia de un líder perjudica a McLaren

La ausencia de un líder perjudica a McLaren

Todo piloto de F-1 intenta derrotar a sus rivales de la parrilla, pero su idea principal siempre es vencer a su compañero. Las órdenes de equipo están prohibidas, pero los equipos punteros que también aspiran a ganar en constructores, deben buscar lo mejor para sus aspiraciones de triunfo

Tenemos un joven aspirante y un doble campeón del mundo. Lo importante es ganar el Mundial y debemos darles las mismas oportunidades para que lo consigan. Lo único que complicaría la situación es que chocasen en la pista, porque eso no correspondería a nuestro carácter y espero no tener que arrepentirme de mis palabras". Son frases de Ron Dennis, patrón de McLaren Mercedes, que quieren dar una imagen de igualdad y máximo respeto deportivo entre sus pilotos.

Pero la historia, como siempre, demuestra que en el equipo británico también ha habido memorables luchas y no siempre bajo los cauces de la legalidad.

Tener dos estrellas en el mismo box, aunque Lewis Hamilton todavía no sea opositor a tal calificación, acarrea alegrías pero también quebraderos de cabeza. Y más cuando no se trata de la escudería dominadora. En el pasado, McLaren no ha tenido que dar oficialmente órdenes de equipo, ya que cuando sus pilotos han luchado por el Mundial, el equipo de Woking arrasaba en el de constructores.

Ocurrió en 1984 cuando Niki Lauda, doble campeón del mundo ya, compartía box con un Alain Prost que volvía al equipo británico tras tres años en Renault y aún virgen en títulos. Ambos dieron un año memorable que finalizó con la distancia más corta de la historia: tan sólo medio punto otorgó la corona al austríaco sobre El Profesor. Por equipos, McLaren aventajó a Ferrari en 86 puntos. Por tanto, cualquier lucha entre sus pilotos no hizo correr riesgos en la consecución de ambos títulos. Cuatro años después, los McLaren conducidos por Ayrton Senna y Prost hicieron vibrar a los aficionados hasta la última carrera en un certamen de insultante dominio de la escudería británica en el que consiguieron triplicar los puntos de Ferrari.

Estos son dos casos de luchas igualadas, deportivas, y en el que el dominio de una escudería respecto al resto sólo debía discernir el orden de los pilotos McLaren. Pero no todos los ejemplos son así... En 1989, Prost y Senna, compañeros de box, protagonizaron una lucha más allá de lo acontecido hasta entonces. Y esa pugna finalizó con una colisión entre ambos en la penúltima carrera del año, en Suzuka.

Ambos títulos fueron para McLaren pero la imagen no fue la más deportiva y pudo costarles muy caro, ya que en Australia volvieron a impactar. La FIA decidió girar la cabeza y dar el título a Prost y el de constructores al equipo británico.

En 1999, la rivalidad Hakkinen-Coulthard les hizo perder la corona de constructores y a punto estuvieron de entregarle el de pilotos a un Eddie Irvine que aún sueña con esa posibilidad. En la última carrera, el finlandés lo arregló imponiéndose en una gran carrera a Michael Schumacher, en el año de su brutal accidente en Silverstone. El Kaiser intentó darle el Mundial a su compañero irlandés pero no lo consiguió.

En 2007 McLaren está, siendo muy optimistas, al mismo nivel que Ferrari. Y en la Scuderia no tardarán en elegir jefe de filas. Por eso, la lucha Alonso-Hamilton puede volverse en contra de los intereses de ambos y del equipo británico. En todas las situaciones de la vida el novato aprende del maestro para superarle con el tiempo. Dar a una promesa galones de gran estrella es peligroso y más cuando has invertido tanto en hacerte con el bicampeón. El tiempo dirá si Dennis no tiene que recordar amargamente sus palabras...

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