Primer balance. Primer gran premio, primeras conclusiones. La más evidente, que Ferrari está un paso por delante de todos sus rivales y seguramente mantenga tales privilegios durante las próximas carreras, porque nadie tiene ahora mucha capacidad de reacción. Por otro lado, se confirma que Kimi Raikkonen es un enemigo temible... al menos cuando las cosas le van bien. A mí, desde que fichó por la escudería de Maranello como sustituto de Michael Schumacher, el finlandés me parece un peligro mucho más consistente para las ambiciones de Fernando Alonso que Felipe Massa. Y ayer, al menos, así fue.
Tiempo al tiempo. Y aunque es lógico que busquemos las lecturas iniciales de lo ocurrido en Australia, tampoco debemos caer en la tentación de sentenciar el campeonato justo después de su cita inaugural. Me refiero a que la temporada va a dar, no lo duden, muchas vueltas: Kimi no lo tendrá tan fácil siempre, su compañero brasileño entrará en la batalla, Fernando volverá a arrancar como sólo él sabe hacer, Hamilton cometerá los errores que se esperan de un debutante... En fin, que en las carreras hay tanta incertidumbre que ni Ferrari ha ganado el Mundial ni Alonso ha perdido ya el título. Digo esto porque para muchos grano sí que hace granero cuando no es así, nos queda muchísimo por sufrir y disfrutar antes de que sepamos qué ocurrirá realmente en 2007.
Bien por Hamilton. Me ha gustado mucho Hamilton. Será porque no soy de los que le tienen tirria por haberle quitado el puesto a Pedro de la Rosa o porque me encantó su temporada de GP2, pero me alegro del carrerón que hizo ayer. Su salida fue de valiente, defendió su posición ante todo un bicampeón mundial (aunque rodara más lento que él) y se mantuvo en ese complicado filo de la navaja que son los errores sin consecuencias. Por si fuera poco, tener a un compañero de categoría va a dar más valor a los resultados de Alonso, empezando por este segundo puesto por delante del británico.
¿Y Renault? Sólo como reflexión, sin ánimo de polemizar, ya sabemos dónde está Renault con y sin Alonso. Cierto que Kovalainen no tuvo su día (les aseguro que es mucho mejor de lo que se vio en Melbourne), pero Fisichella, el llorón, tampoco fue capaz de avalar esa teoría suya de que su compañero asturiano le tenía sometido al yugo de una imaginaria dictadura.
Un buen balance. Con todo, el primer gran premio de año me deja un estupendo sabor de boca. Me preocupa Ferrari, claro, pero si en el debut y con problemas Alonso es capaz de hacer segundo, que se preparen cuando McLaren se ponga las pilas. Porque estoy convencido de que lo van a hacer: hoy tienen la certeza de que con nuestro español y su británico acarician la oportunidad de reconciliarse con la gloria.
