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Estreno con notable

Fórmula 1 | GP de Australia

Estreno con notable

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Fernando Alonso cumplió con nota alta en su debut con McLaren, terminando segundo en el GP de Australia sólo por detrás de Kimi Raikkonen, intratable con un Ferrari claramente superior. Lewis Hamilton completó el podio

Llamó Michael Schumacher, o le llamó Jean Todt, pero Kimi, al borde del podio, no entendió nada de lo que decía. Fue un símbolo, una obra de teatro organizada por el veterano francés para escenificar la continuidad de una era triunfal (con dos años en blanco, por cierto). Pero el primer triunfo de un finlandés en Ferrari resultó ser de una sosería atroz. Sin saltito en el podio, sin movimientos de orquesta con el himno italiano, el rapidísimo piloto de Espoo demostró su total incapacidad para transmitir emociones. Hasta la tradicional foto de todos los mecánicos con el trofeo de ganador se convirtió en una imagen de universitarios en un viaje de fin de curso en Melbourne. Con un chico rubio sonriente, frío y deseoso de explotar su alegría lejos de los circuitos.

El caso es que la escudería de Maranello asustó, y mucho, en su debut, con un ritmo demoledor y una capacidad inigualable para cuidar sus neumáticos. Fernando Alonso terminó segundo y se dio cuenta de que en el futuro puede frenarle la mentalidad de Dennis, empeñado aún en no tener un líder claro en el equipo. Ayer no le permitió pasar a Lewis Hamilton (tercero en meta) cuando era claramente más veloz que el piloto de raza negra (llegó a colocarse a medio segundo después de una de las excursiones del monoplaza con el número 2). E impidió así que le metiera más presión a Raikkonen. Sólo un dato, después de deshacerse al fin del británico en su segunda parada, el bicampeón le endosó once segundos en once vueltas. Fue el único momento de la carrera en el que tuvo la pista libre. Y su sola presencia a espaldas de Raikkonen provocó el único error en carrera del primer líder del nuevo Mundial. Es muy posible que nunca hubiera alcanzado a alguien que tiene medio segundo de ventaja por vuelta en su monoplaza, pero es Fernando, el hombre más rápido y experto, quien debe dirigir las operaciones.

Jugada televisiva.

En la compleja partida de ajedrez que fue la carrera, el asturiano paró una vuelta antes que Lewis en su primera detención. Llevaba algo menos de combustible y decidieron entonces ponerle algo más que al inglés. Para que se detuviera algo más tarde. La jugada era buena para copar las imágenes de televisión, pero errónea en lo deportivo. Con su pupilo (al que algunos en el equipo llaman ya "su hijo") por delante y Fernando obligado a respetarle, las audiencias y los corazones británicos iban a entrar en la euforia más inimaginable. Y, al final, le daban la oportunidad al bicampeón del mundo de pasarle. Así no se enfadaba y mantenían intacta la moral del hombre que debe luchar por el título.

Alonso le pasó gracias también a una jugada de las suyas. En lugar de cebarse con su compañero, decidió bajar las revoluciones y economizar combustible mientras Lewis forzaba el ritmo. Ahorró así otra vuelta de combustible y tuvo unos kilómetros más para batirle en el último tramo. Si desde el box llegan a dejarle pasar al asturiano, éste no habría perdido al menos una decena de segundos (el ritmo era cuatro décimas por vuelta mejor que el de su compañero) de los 19 que le llegaron a separar de Raikkonen. De hecho, los dos hombres de la escudería McLaren marcaron su vuelta rápida personal en el mismo paso por meta, el 20 (1:26.314 de Fernando y 1:26.351 para Hamilton). Pero el brillante debutante lo hizo con la pista libre por delante y el español pegado al alerón trasero del otro McLaren, con los problemas de turbulencias que eso genera.

Mientras el duelo de las Flechas de Plata mantenía la tensión televisiva, el ambiente en la carpa de invitados VIP de la escudería se tornaba irrespirable para la representación española. Cuando Hamilton salió de boxes delante de Alonso tras la primera parada, tres cuartas partes de los presentes estallaron en gritos y aplausos pese a que allí se encontraban la chica de Fernando Alonso, Raquel del Rosario, y su mánager, Luis García-Abad. Atónitos ante el espectáculo de hooligans que tenían delante, se sintieron en terreno enemigo, pese a representar a la estrella, fichada a bombo y platillo, de ese equipo.

Tal vez eso explique algunas cosas y nos haga pensar en lo que se le puede complicar la vida al ovetense una vez Hamilton adquiera experiencia. En 1999, Mika Hakkinen ganó su segundo título mundial pese al apoyo decidido al británico David Coulthard. En cualquier caso, en la última parada llegó la venganza para la representación española (no sólo su entorno, también dos de los patrocinadores), que vitorearon con fuerza a su piloto. Mientras, en Renault, con dos pilotos de fuera y ningún francés en pista, las cosas eran más moderadas.

Líderes.

Al margen de todo, el resultado fue positivo, con los dos coches en el podio y líderes de marcas. Y nos descubrió que Hamilton, primer debutante que sube al podio en el arranque desde Villeneuve, en 1996, tiene calidad de sobra para la F-1. Su debut fue excelente y borró las dudas que presentaba en pretemporada.

Alonso no salió del todo bien esta vez, se quedó en el sitio. Heidfeld, que estaba al otro lado de la pista, sí que partió como un tiro. Llegaron a la primera curva emparejados y el español decidió ceder para no tocarse. Lewis, desde el exterior, y en una maniobra muy propia del Fernando que empezaba en los grandes premios, se tiró como un poseso al interior y rebasó al coche número uno. El BMW de Nick fue el tapón que necesitaba Kimi para sentenciar la carrera.

Los Sauber son la tercera fuerza de la parrilla. Ahí está la cuarta plaza del alemán, que habría finalizado quinto de no sufrir una avería de cambio Robert Kubica , que le rebasó por su mejor estrategia. Más atrás, el vacío. Y en él sobresale Renault. La escudería francesa llora la ausencia de Alonso y Briatore arremete contra sus pilotos. En el caso de Kovalainen, el finlandés sufrió uno de las peores jornadas de su vida, con salidas de pista por doquier y la décima plaza final.

Fisichella finalizó quinto con una carrera en las posibilidades del coche y aguantó bien la presión postrera de Massa, que remontó de la última a la sexta plaza. El brasileño fue incapaz de adelantar a Giancarlo, pero dejó un dato preocupante, su mejor tiempo en la vuelta 28: 1:27.0 con ruedas blandas (que se degradaban más). A más de seis décimas de los McLaren en una tanda mucho más corta.

En McLaren, mientras tanto, hablan poco de sus problemas y se desbocan eufóricos con Hamilton: "Hemos visto que será campeón del mundo, sólo es cuestión de tiempo". El día que Alonso ya no esté en la Fórmula 1...

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