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Nace una leyenda

Fórmula 1 | GP de Hungría

Nace una leyenda

Nace una leyenda

Una carrera para la historia, el espectáculo único del mejor automovilismo y un resultado que no fue el mejor... aunque tampoco el peor. Algo así como un empate sin goles que no hizo justicia a la excepcional actuación de quien sigue siendo líder del Mundial.

Faltó la guinda.

No se me termina de pasar el disgusto. Sí, ya sé que podía haber sido mucho peor... y también mucho mejor. No me podía creer que aquello estuviera ocurriendo, que el Renault fuera a fallar precisamente en ese instante, que una avería pudiese arruinar la que, en mi opinión, ha sido la mejor carrera de Fernando Alonso en la Fórmula 1 y una de las más memorables de la historia de este deporte. La sensación de impotencia fue tan clamorosa que casi ocultó bajo el manto de la tristeza las emociones únicas que habíamos vivido hasta ese momento, desde que el GP de Hungría se puso en marcha. Porque lo que el asturiano hizo ayer le eleva hasta los altares de las leyendas del automovilismo. Hay pilotos que ganan carreras, incluso títulos, pero los mitos habitan en otra dimensión en la que, al menos para mí, ya está el campeón español.

Manos de maestro.

Toda la carrera de Alonso fue para conservarla en vídeo y volverla a ver en los días que estemos bajos de ánimo. Pero para las primeras vueltas habría que inventar calificativos, porque los que se me ocurren me parecen insuficientes para definir su gesta. Pilotar un monoplaza cargado hasta los topes de combustible de esa manera, en una pista impracticable por la lluvia y adelantando a los mejores pilotos del mundo como si fueran principiantes es algo que sólo está al alcance de unos cuantos elegidos, de privilegiados con un talento y sensibilidad al volante fuera de lo común.

¡Gracias Pedro!

Menos mal que el bajonazo fue mucho más llevadero gracias a ese enorme piloto que se llama De la Rosa. Su podio me emocionó tanto como pocos éxitos más lo han hecho, y no sólo por su valor deportivo. Pedro merecía algo así desde hace mucho. Lo digo, si me permiten la inmodestia, con conocimiento de causa. Sé lo mucho que ha trabajado y sufrido para llegar hasta donde hoy está, incluyendo una etapa en Japón especialmente dura. Recuerdo que uno de mis primeros mails, allá por mitad de los 90, fue al buzón de su ordenador cuando corría la Fórmula Nippon. Me impresionó que aquel invento hubiese funcionado, pero más aún la respuesta de Pedro. Me contaba que las estaba pasando canutas (quizá el calificativo fuera otro) en un país tan hostil, pero que estaba dispuesto a todo en su tránsito hacia la Fórmula 1. Aquí tienes tu recompensa, amigo...

Una menos.

Seamos positivos, pese a todo. Una carrera menos y la ventaja de Alonso ha variado a peor sólo un punto, lo mínimo, lo que no deja de ser una buena noticia. Nos quedan cinco asaltos en los que los dos contendientes buscarán el KO de su rival, un final de temporada apasionante. Y sigo confiando en las posibilidades de Fernando, así como necesito reiterar la perogrullada de que no será fácil. Hungría se ha saldado con daños mínimos, pero Schumacher y Ferrari no piensan rendirse. Fernando parece especialmente optimista... y no seré yo quien le lleve la contraria en este asunto.

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