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Fórmula 1 | GP de Japón

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El GP de Japón ha sido el mejor de una temporada que ya toca a su fin. Hubo de todo y sólo nos faltó rematar con un triunfo de Alonso, aunque su podio fue la recompensa a un carrerón de los que hacen grande a este deporte. Y todavía nos queda China el domingo....

Todos con el campeón.

Toque de diana a las seis y media de la mañana. ¡Menudo madrugón para un domingo! Mientras espero que comience el gran premio (nada que ver con el nerviosismo de dos semanas antes en Brasil) me imagino a los trasnochadores acelerando su regreso a casa, a tantos españoles deteniendo ese despertador programado para sonar los lunes, a los trabajadores nocturnos deseando que acabe su horario para buscar una tele... Esta vez sí que España entera, la que no duerme a esas horas, pendiente de un asturiano que nos hace felices incluso cuando el sol tan sólo asoma tímidamente por el horizonte. "Ojalá que el esfuerzo (casi sacrificio para algunos) merezca la pena", pienso también. Y lo hizo, vaya si lo hizo...

El valor de la excelencia.

En grandes premios como el de ayer me suelo acordar de esos detractores de la Fórmula 1 que mantienen que este deporte es un tostón. Claro que hay carreras malas... pero no más que partidos de fútbol soporíferos o corridas de toros infumables. La excelencia es un bien escaso y, justo por eso, hay que valorar las ocasiones en las que las circunstancias nos regalan una competición como la de Suzuka, seguramente el mejor gran premio de toda la temporada.

Para la historia.

Puede parecer pretencioso pero no lo es, se lo aseguro. El adelantamiento de Fernando Alonso a Michael Schumacher en la temible curva 130 R fue de los que pasarán a los anales de la F-1. No sólo porque simboliza con rotundidad el relevo generacional que ya se ha consumado, sino por la incalificable dificultad que representa sobrepasar a cualquier rival en ese punto. Y no les cuento si, además, se trata del piloto más laureado de todos los tiempos. Estoy convencido de que hoy, todavía, 'El Kaiser' está preguntándose cómo es posible que un trueno azul le arrancara las pegatinas por el exterior en una curva de 320 km/h. Y lo entiendo, porque yo también me lo pregunto...

Dos mejor que uno.

Próxima y última estación, Shanghai. Y, visto lo visto, les aconsejaría que volvieran a madrugar. El campeón no quiere quedarse con la sensación de que no puede ganar en buena lid al segundo, y Fernando intentará acabar el año por delante de Raikkonen. Además, con el morbo añadido de que Renault ha recuperado el liderato en el Mundial de constructores, ése que a nadie importa pero que sirve para ganar más dinero y para tener dos títulos en lugar de uno. De momento, ayer festejaron el primero con una foto de familia, todos tan felices.

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