Estas leyendo

Un químico enamorado del desierto

Raids | Dakar 2005

Un químico enamorado del desierto

Un químico enamorado del desierto

Nadie tiene respuesta para contestar a la eterna pregunta: ¿Por qué estaba aquí? ¿Por qué una persona que lo tiene todo viene a un lugar donde se juega con la muerte, donde la vida depende de la suerte? José Manuel Pérez era un empresario de cierto prestigio en el sector químico, tenía una mujer que le adoraba y dos niños que crecían felices al lado de su padre. Ahora nada de eso existe. Este hombre de 41 años estaba envenenado. El desierto, la carrera, la aventura o lo que Dios quiera que tenga esta locura que es el Dakar, poseía para él la magia del hechizo. Este año se gastó 72.000 euros en participar. Era un presupuesto que casi íntegramente sufragó él mismo y su trabajo.

Ayer, en el campamento, la tristeza era tan densa que las lágrimas inundaron el ambiente. Pilotos, mecánicos, periodistas... todos tenían aprecio a este hombre bueno. Mientras escribo, un mecánico lee estas líneas y me dice que recalque lo de bueno, que era bueno de verdad y no porque se haya muerto. 'El Carni' había prometido a su familia que no volvería a correr en moto. Impresiona recordar que sus dos hijos y su esposa estaban en la salida de Barcelona sonriendo, diciéndole adiós, vuelve pronto y cuídate, y que en la moto llevaba siempre una foto de su familia: "Para los momentos malos, para cuando me quede tirado muchas horas en el desierto, así me acordaré de ellos y podré continuar, para volver a verlos".

También te puede interesar