Nueve de las diez escuderías del Mundial se reunieron el sábado y decidieron dar un golpe de estado contra Ferrari. Su propuesta para reducir drásticamente los costes es acabar con las pruebas privadas. Ahora las jornadas de entrenamientos privados son 52.

Y condicionan eso a la posibilidad de aceptar la inclusión en el calendario de dos pruebas más de las autorizadas en el pacto de la Concordia: Si no se ponen en marcha estas medidas para reducir los costes, no aceptaremos las disputa de los grandes premios de Francia e Inglaterra. Se trata de una auténtica coalición contra el imperio, ya que una de las ventajas que tiene la escudería italiana es el hecho de poseer un circuito propio y entrenar en tres pistas a la vez mientras los otros lo hacen en una.

Por supuesto, Ferrari no piensa aceptar ese ultimátum, que incluye también eliminar (como quiere Ecclestone) los requerimientos de los suministradores Michelin y Bridgestone para pruebas de neumáticos: Cuando Ferrari no ganaba, nadie se unía contra nosotros, cuenta Jean Todt. No aceptamos las decisiones de una reunión a la que no se nos ha invitado y nos parece inaceptable vincular la reducción de costes a la permanencia de dos carreras tradicionales. Como es poco elegante querer eliminar uno de los suministradores de neumáticos sin hablar con él y con contratos en vigor, afirman desde Ferrari.