El horno de San Juan

Prosigue nuestro peregrinaje por tierras suramericanas. Salimos de Chilecito a la una de la madrugada y tras cinco horas de autobús cogimos un avión en La Rioja rumbo a San Juan. El cansancio va haciendo mella en la cofradía de los Walking Deads porque ya son muchos días con calor, frío, lluvia, altura, falta de sueño y trasiegos varios cargando con nuestros maletones, amén del duro trabajo diario. Pero ya se comienza a avistar la luz al final del túnel, y eso nos da ánimos a aguantar el palizón. El Dakar 2017, uno de los más movidos de la historia, ha entrado en su sprint final.

Vuelta al calor insoportable.

Y, para no perder las buenas costumbres, en San Juan recuperamos un ingrediente que ya vivimos en Resistencia y Tucumán, y algo también en Chilecito: un calor insoportable. El campamento de la décima etapa está ubicado en el autódromo El Zonda, también bautizado con el nombre del piloto Eduardo Copello. Y es un auténtico horno. Enclavado en un valle, casi no corre ni una brizna de aire. Parece que estamos en un microondas asándonos a fuego lento. Pero por fin se ha retomado la competición, una buena noticia, aunque los temas extradeportivos están tomando mayor protagonismo que la lucha en los desiertos.