Dudamos de McLaren, no de Alonso

Fernando Alonso nunca ha ganado en Bélgica. Es una de las pocas plazas que se le resisten, que se le resistían más bien; conjugar ese verbo en presente cuesta en estos tiempos de penurias en McLaren Honda. No ganó, pero un séptimo puesto es capaz de provocarle la mejor sonrisa en Spa-Francorchamps. ¿Por qué? Porque tras un sábado de chirigota (dos motores sustituidos en su MP4-31 y 60 puestos de sanción en parrilla), ese séptimo sabía a gloria. Porque demostró su talento en un primer tercio de carrera en el que cada curva escondía una mina, porque ese inicio de traca llegó a situarle cuarto cuando el accidente de Magnussen motivó la bandera roja.

Ni siquiera lo del vaso medio lleno o medio vacío nos vale con McLaren Honda. Han prometido tantas evoluciones, chasis renovados, gasolina extra que te lleva a la luna, caballos y caballos de potencia... que cuesta creer que ese proyecto llegue realmente a buen puerto. Suman tres carreras metiendo al menos un coche en los puntos, sí, pero… Hay dudas sobre los de Woking, pero no sobre Alonso. Acaba de cumplir 35 años, pero sus manos no saben de DNI. Salía último, pero llegó a estar cuarto. La lógica decía que se iba a venir abajo y no lo hizo. A cinco vueltas del final se antojaba presa fácil de Bottas, Massa y Raikkonen, pero defendió ese séptimo puesto como si detrás de la última curva aguardara una bandera a cuadros y un "bravo Fernando" con la voz grave de un italiano de melena blanca y bronceado de velero.