Lorenzo justo campeón

Final del Mundial 2015. Pues ya está, ¡se acabó! Buf, ha sido un año duro, cinco ceros, caídas, la operación en el antebrazo (y el tostón que me ha dado), la última lesión en el cuello en Sepang… Aunque a mí me gusta sacar lo bueno: aprender, el trabajo en equipo, saber levantarte cuando las cosas van mal. Y las ‘8 horas de Suzuka’. Vale, fueron hace unos meses, pero casi ha sido lo mejor del año y encima el sábado los de Yamaha fábrica nos dieron a Bradley y a mí (no vino Nakasuga) una medalla preciosa y nos pusieron un vídeo que hizo que me acordase de esos días y que me cargase de energía para el domingo. ¡Y no fue mal!

Cheste. El fin de semana fue entre duro y especial. Si alguno de vosotros estuvo por el circuito y me vio pasar como un rayo sin pararme, ¡lo siento! ¡Era imposible dar dos pasos sin que la gente se acercase! No os engaño, mola mucho notar el cariño de la gente, aunque a veces con las agendas tan apretadas que nos ponen en las carreras de casa, y con el trabajo del box, vamos de cráneo. Y encima veníamos de la movida de Malaisia… ¡Mamma mia! A ver, a mí me gusta ver las cosas desde el lado positivo: el circuito de Valencia estaba lleno, y eso es lo importante, y también que se vean las motos y que nuestro deporte sea algo muy interesante y espectacular. Y sabemos divertir a la gente. Aunque también tenía su parte negativa, porque es lógico que se hable de esto, que se tenga todo esto en la boca, pero a nosotros, los pilotos, tampoco nos entusiasman algunas cosas que hemos leído y oído.

Buen resultado. Pero vamos con lo bueno. ¡Por fin una carrera buena! Y ha costado… Me sentí bien desde el primer entrenamiento, con agarre detrás, cómodo frenando. Tarde, pero encontramos algunas cosas que nos ayudaron y que hicieron que mi confianza aumentase. Eso sí, el sábado terminé bastante frustrado, porque no aprovechamos el entrenamiento oficial. No ligué ninguna vuelta buena y me quedé octavo, una posición complicada en un circuito tan estrecho y con tan pocos puntos de adelantamiento. Y en una carrera tan tensa. Pero conseguí salvarlo. Al principio con mis típicos problemas con el depósito lleno y los neumáticos nuevos, aunque luego poco a poco fui remontando. Llegué al grupo de mi hermano Aleix y Dovizioso, les pasé, me costó un poco con la Ducati (¡vaya misil en la recta!) pero apreté los dientes, mejoré mi ritmo y conseguí un margen muy bueno para asegurarme el quinto puesto. Un buen resultado para terminar con buen sabor de boca un año muy difícil. Ah, sí, que muchos me preguntaron por el adelantamiento de Valentino… Ya lo dije, yo aquí estoy para ganar a cualquiera y no iba a dejar a nadie quitarme la posición. En ese momento vi que llegaba, me fui un poco largo, me lo encontré cuando volvía y levanté la moto. Nos tocamos un poquito pero ya está. Nada más que una anécdota, porque Vale, objetivamente, tenía más ritmo y estaba bastante claro que más tarde o más temprano nos iba a adelantar.

Triunfadores. Y Lorenzo, campeón. Justo, ha sido el más rápido y el más fuerte, peleando contra un rival que podría haber sido campeón y que es impresionante lo que ha hecho con 36 años. Para mí lo mejor es que el título se quedó en casa, en Yamaha, y que eso a nosotros siempre nos viene muy bien. En la fábrica están muy contentos, campeonato de pilotos, su equipo oficial, el de constructores, el mejor equipo satélite (¿he dicho ya lo de las ‘8 horas’?). También cerró su título Danny Kent, pero pasándolo muy mal. Bravo por él, y bravo por el final de Mundial de Oliveira.

Agradecido. Y ya está. Me he divertido mucho escribiendo estas columnas para vosotros. Me habría gustado contaros cosas más positivas, aunque también esto me ha servido un poco de terapia. Y si mis amigos del AS quieren, me gustará contaros todo lo que pase en 2016, con los cambios que van a venir. Un año que espero que sea muy, muy bueno. ¡Gracias a tod@s!