El caso Osasuna, Tebas y Villar

Lo decía aquí el otro día: el fútbol está movido por las mismas olas que el resto de las actividades humanas, y lógico es que le ocurra lo mismo, el que podríamos llamar ‘caso Osasuna’ es un ejemplo más. En el fútbol han venido pasando muchas cosas que se han dado por buenas, pero ha llegado el momento de poner pies en pared. Tenemos un Zaragoza-Levante seriamente investigado, y ahora al expresidente de Osasuna detenido, bajo graves sospechas. El aviso es general: ya no vale lo que ha valido durante tanto tiempo, la impunidad se ha roto y hay un deseo renovado de Justicia que debemos ver como positivo.

El fútbol, claro, no queda fuera. El fútbol, en material menudo, también ha tenido sus bárcenas, sus blesas, sus púnicas, sus gürtels, sus eres y lo que ustedes quieran poner. En menudo, insisto. El fútbol es en general creíble pero también ha sido campo de aprovechados. O de desesperados que a la vista de un descenso o de un ansiado ascenso son capaces de comprar un partido. Una vieja tradición de escamotear dinero, que viene de hace un siglo, cuando el ‘amateurismo’ se transmutaba en profesionalismo escondido, ha latido siempre. Dinero escaqueado para sobornar o para sisar, o para las dos cosas a un tiempo.

Tebas ha afrontado esto como ha afrontado lo de los ultras. Son dos cosas a agradecerle a un hombre con el que no siempre he estado de acuerdo. Pero, se dice, hágase el milagro y hágalo el diablo. Por desgracia, Villar siempre ha preferido pensar que estas cosas no pasaban. Pero pasaban. Por ignorar esto y a los ultras le ha adelantado Tebas. Ahora se van a ver. Es buena cosa. Si Villar se suma a ambas iniciativas, será mucho mejor. Olvidando despechos y resolviendo equívocos e incomprensiones, las instituciones que ambos presiden pueden entrar en una colaboración provechosa. O más: imprescindible.