Cristiano gana a Messi en constancia

Messi ha montado un alboroto notable en Barcelona al dejar sentir que no está del todo cómodo en Barcelona. No es la primera vez que pasa, pero ahora tiene otro significado. Otras veces sonó, y así era, a empujones para que le mejoraran el contrato, cosa que el Barça hizo con notoria y sensata diligencia. Messi, un chico de la cantera que apuntaba cosas extraordinarias, las fue cumpliendo una tras otra. Era lógico corresponder con continuas mejoras de su contrato, por mucho que eso alarmara a Xavier Faus, ese contable que tanto le irritó. Messi mereció las mejoras de contrato. Las devolvió con goles.

Pero ahora suena otra cosa. Messi no puede estar insinuando una mejora de contrato, ya no cabe. Primero, porque está en un techo insuperable. Segundo, porque sus goles ya no lo están. Los 91 de hace tres años marcan una raya que ahora queda lejos, sin que con esto debamos despreciar, ni mucho menos, su ritmo actual, que le colocará en los sesenta, una barbaridad. Pero ni es lo mismo ni es él el mismo. Se echa para atrás, ingenia, da muchos goles, marca otros tantos, pero ya no es aquel trueno inatajable que se metía una y otra vez por la diagonal y hacía gol. Es menos. Poco menos, pero menos.

Así que tenemos que descartar el aumento. Siendo así, ¿qué busca? Está en un Barça peor que el que estuvo, sin la brújula de Guardiola y sin la plenitud de Xavi. Sabe que así va a seguir. Ve una cuesta frente a él y mira para los lados. Cuando comparamos a Messi y Cristiano siempre pienso que aquel aventaja a este en instinto y técnica, pero que Cristiano le aventaja a él no sólo en físico, sino en coraje y constancia. Tiró del Madrid en años muy confusos, no se rindió, aceptó una rivalidad en condiciones desiguales con Messi, ese genio. Su constancia fue ejemplar. Nunca se rindió. Messi se rinde ahora.