Lástima: al Madrid le faltó un gol más

El Madrid va a Múnich con una ventaja merecida, que pudo ser mayor. No es una gran ventaja, pero es ventaja. Y puede valer ante un Bayern al que, efectivamente, vimos reblandecido, en comparación con tantos recuerdos, muchas veces pesadillas, que en el madridismo evoca su nombre. Algo de razón le podemos dar a Beckenbauer: el equipo toca y toca, pero llega poco y no dispara desde fuera. Quizá sea pronto para decirlo, quedan noventa minutos ‘molto longos’ en Múnich, pero este equipo no da la sensación de fiereza de otros tiempos. Y el Madrid viaja con el respaldo de un gol.

Y eso que el partido empezó con el Bernabéu aturdido. El Bayern se hizo dueño del campo y del balón y el Madrid reculó, asustado y desconcertado. Se quitaba el balón como podía, si intentaba salir no superaba la primera línea de presión. Pero esa insistencia del Bayern sólo se traducía en córners, ante los que Pepe se lucía ganando todos los balones. Robben amenazaba algo por la derecha, Ribéry (se ha venido abajo) nada por la izquierda. El Bayern apretaba en cualquier caso, pero de repente el Madrid soltó una contra que fue gol. Y luego otras que pudieron serlo. Raro fue que se llegara al descanso sólo 1-0.

Y es que el Madrid es el único equipo que aunque esté lejos de la portería está cerca del gol. Lo dijo Guardiola: todos los que ficha, corren. Este contraataque es el buen legado de Mourinho, la compensación que nos queda a tantos malos rollos. El Bayern dominó y produjo córners. El Madrid fue dominado y produjo ocasiones vibrantes. Sólo en el arreón final, con cambios que lo mejoraron, metió algún miedo el Bayern. Entonces vimos a Casillas ante un tirazo a bocajarro de Götze. Ese final sugirió lo que será el partido de Múnich. Pero allí también estarán Casillas y el contraataque.