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TRIAL

Toni Bou visitó AS: “Soy como el Barça, me gusta ganar”

El del Repsol Honda elogió a Raga (“me da mucha guerra y eso motiva”) y aplazó su paso al Dakar. “Si voy, querré ir muy bien preparado”, dice.

MadridActualizado a
Toni Bou visitó AS: “Soy como el Barça, me gusta ganar”

En un momento de la charla, en la visita a la Redacción de AS de Toni Bou como nuevo campeón del mundo de trial —y van 18—, sale al paso el Barcelona, el equipo de sus amores. Y él suelta con esa naturalidad que ya es copyright: “Sí, soy como el Barça... me gusta ganar”. Y acto seguido confiesa esa pasión que no se mueve con gasolina: “Soy muy futbolero, me lo veo todo”. Ahora tendrá más tiempo para balones y regates, pues el domingo cumplió con éxito su enésima misión de ser campeón del mundo. Y ganar no aburre. “De esto no se cansa uno. Cuando gané mi primer título, era impensable llegar hasta aquí. Sobre todo que te respeten las lesiones”, comenta el de Piera.

Desde 2007, el Mundial sólo le ha visto triunfar a él. Incombustible a sus 28 años, es el profesor idóneo para poner nota a quienes pisan fuerte aún con acné. Dos perlas. Jorge Casales: “Tiene 20 años y lo que le ha pasado esta temporada es que cambió de marca y en la primera carrera se rompió el escafoides del tobillo. Reapareció hace cuatro carreras, no lo hizo bien, pero luego hizo un podio. Técnicamente me gusta mucho y tiene grandes cualidades. No se acaba de entender por qué no está ya instalado con nosotros y es más regular”. Y Jaime Busto: “Tiene muy buena pinta, aunque en el deporte nunca se sabe. Le falta ese pasito. Jaime es más joven, tiene 17 años, su primera temporada en esta categoría, y ya ha hecho podio en el Nacional, donde casi gana la carrera, y este fin de semana lo rozó. Entreno con él y tiene un don. Pilotaje no le falta”.

Cuando habla de ellos, Toni sonríe. Aparca así las quejas por el reglamento (“lo que les decimos a los organizadores es que están estancados. Hay que hacer algo, porque si no, el espectáculo se agota. Intentan hacerlo accesible, bajar el nivel, pero ese no es el camino”), porque lo suyo es pensar en positivo, disfrutar de las carreras (“Estados Unidos me encantó, cómodo para el público y con zonas complicadas”), de las aficiones (“la más rara es la japonesa. Estás en la zona, subes una piedra y escuchas a un montón de personas que empiezan a aplaudir y dicen ¡ohhh!”), del indoor (“me apasiona, me gusta más que al aire libre, porque el nivel es más alto, vamos más al límite”).

Límite. Riesgo. Superarse, el ADN de Bou. Por eso se pone en la piel de Nadal, a quien le gustaría conocer: “Es duro ver cómo se le critica, aunque supongo que está en un punto en el que no le debe ni molestar. Pero un luchador como él, seguro que sale adelante. Sólo por respeto a todo lo que logrado habría que vigilar lo que se dice. Por carácter, por talento, por todo... es un deportista admirable”.

Y lo dice de corazón. Porque Bou habla con franqueza incluso del trial ficción, en el que cree que “también habría sido campeón con la Gas Gas”, la moto que hizo grande ese Adam Raga hacia el que sólo tiene elogios: “No tira la toalla. Me da mucha guerra y eso me motiva”. Lo firma él, Toni Bou, a quien podríamos poner Dakar de segundo apellido. “Aún tengo tres años de contrato y seguiré en el Mundial de trial. Luego, ya veremos. Pero si voy, querré ir muy bien preparado”. ¿En 2019? ¿En 2020? Suena tan lejos, a futuro de naves espaciales. Seguramente entonces, Bou continúe ganando mundiales de trial.