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FÓRMULA 1 | EL DEBUT CON TORO ROSSO

Los mil y un problemas del primer año de Carlos Sainz

El español ha exhibido un pilotaje de calidad con algunos momentos brillantes, como el quinto en la parrilla de España, pero apenas ha tenido un gran premio sin contratiempos.

Actualizado a
DIFICULTADES. Carlos Sainz podría llevar muchos más puntos de no haber tenido tantos problemas esta temporada.
Reuters

En la F-1 todo puede cambiar en un instante. Tópico real. O no tanto. Tras Hungría, Verstappen supera a Sainz: 22 puntos para Max por nueve de Carlos. Lo que pasó en Budapest, con el cuarto puesto de su compañero y el abandono del 55, fue vital. Pero también los problemas que ha tenido Carlos en esta primera parte de la temporada de su debut en F-1.

Empezamos en Australia. El madrileño calificó séptimo, mejor debut español en la historia, pero en carrera primero tuvo un toque con Raikkonen, que le dejó con el alerón dañado; llegó a estar quinto, a pesar de fallos en la entrega de potencia del motor, y cuando era sexto sus mecánicos tardaron 32 segundos más que el resto y acabó noveno.

En Malaisia, en plena Q1 comienza a caer agua y el equipo le saca en la lluvia y no puede mejorar su tiempo (15º). En carrera, acaba séptimo justo por detrás de su compañero que salía sexto y con la estrategia buena. De no ser así, Carlos le hubiera superado. En China salía 14º, en la segunda vuelta hace un trompo con los medios cuando todos iban con blandos y después se le para el coche en mitad de la pista por problemas con la caja de cambios: decimotercero final. Bahrain, otro circuito poco favorable para su Toro Rosso; entra en la Q3, noveno, con Max decimoquinto, pero ya en carrera le sancionan con cinco segundos por exceder velocidad en la vuelta de reconocimiento y, cuando estaba en remontada, una rueda mal apretada provoca su primer abandono. En España completa una gran calificación: quinto. Después, mala salida, problemas de potencia al principio en el propulsor Renault, pero al final, en un arranque de coraje, termina noveno después de dos grandes pasadas a Verstappen y Kvyat, piloto de Red Bull. Llegamos a Mónaco, octavo en calificación, pero fue descalificado después por no pasar el pesaje en la Q1. En carrera, uno de sus mejores momentos con una gran remontada hasta el décimo puesto en el legendario circuito urbano.

El de Canadá, quizá el único gran premio sin problemas, sólo falta de potencia del motor en un circuito de esas características, pero acaba duodécimo por delante de Ricciardo. Y llega la peor racha. En Austria, tras ser segundo en la Q1, encontró tráfico en su vuelta buena. Sale duodécimo, asciende al noveno cuando le hacen una parada en boxes lenta, después sanción de cinco segundos por superar velocidad permitida en el pit lane y al final abandono por motor. En Silverstone entra en Q3 y le mete medio segundo a Verstappen, octavo por 14º, pero en carrera abandona por avería de motor. Y Hungría, duodécimo en parrilla, mala configuración del coche y abandono por un fallo de su equipo. Antes, la estrategia favoreció a su compañero. Hubiera sido cuarto o quinto.

¿Por qué se ha producido todo esto? Hay una cuota de fatalidad, pero también es cierto que el equipo está más pendiente de Verstappen y en ocasiones ha perjudicado a Carlos, algún error de juventud y los fallos del motor Renault. Sainz debe dar un toque de atención, como ya hizo en Budapest, a su equipo, hacerse valer, el propulsor mejorará desde Rusia, él aprende cada día y coge experiencia y la suerte... quizá llegue. ¿Talento? Sobra.