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LA INTRAHISTORIA

Cepsa muestra todo el brillo de la Fórmula 1 desde dentro

Una jornada con los invitados en la que conocen a Sainz, visitan el box y comen en el hospitality de Toro Rosso, todo cortesía de Cepsa, principal patrocinador de la escudería.

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Los invitados, junto a Sainz, piloto Cepsa.

Hay un sol en la camiseta de Carlos Sainz. El piloto camina hacia quienes le esperan, pero antes se coloca una chaqueta encima, azul, en la que Red Bull se ve más, mucho más que ese astro que lleva ahora debajo como un reflejo. Así se prepara el madrileño, de 20 años, para charlar un rato con los invitados de Cepsa, principal patrocinador de su escudería, a los test que acabaron ayer en Montmeló.

Es el momento más esperado, cuando las entre veinte y treinta personas que la petrolera trae al trazado pueden conocer a uno de los héroes del volante. Y Sainz se explica con libertad, como si estuviera entre amigos y se escapa con sonrisas de las preguntas que le hace Carlos Bádenas, de Cepsa. Habla el chaval de su “incidente” con Kvyat en la carrera y le pone comillas con las manos y de cómo es la vida de un piloto de F-1, de lo que hace en un día de test. Termina, se hace la foto que muchos pondrán en un marco y se va a “seguir trabajando” directo al box de Toro Rosso.

Ahí ya han estado los invitados de Cepsa en una visita guiada, con explicaciones técnicas que algunos guardaran como un tesoro. Por allí estaba Alfonso Mingarro, directivo de la compañía con el que se pueden hablar horas sobre F-1. Pude comprobarlo. Ellos habían comenzado a las nueve el día, llegados desde España o el extranjero, en avión o AVE en preferente claro, buen hotel, comida en el hospitality del equipo, vuelta al circuito, autógrafos en gorras oficiales... Una jornada inolvidable sobre la que charlar toda la vida, F-1 desde dentro. Brillante como el sol que ilumina al niño Sainz.