Los españoles brillan por cantidad y calidad en MotoGP

Márquez (Honda). Destrozó el récord

El 1:58.867 que marcó el tercer día del test de Sepang es la vuelta más veloz jamás dada sobre dos ruedas al trazado malayo. Le quedaba un neumático para un segundo intento, pero entendió que en esos tiempos ya había riesgo de lesión y se contentó con obligar a sus rivales a usar, sin éxito, todo su arsenal de ruedas. Su simulacro fue bueno, y eso que optó por hacerlo cuando más calor hacía.

Pedrosa (Honda). A sólo 0.139 de Marc

Su compañero en el box del Repsol Honda dispuso de cuatro motos para probar y él de tres, apostando ambos finalmente por la que supone una mezcla de la versión 2014 y de la que probaron en el test de Valencia a los dos días de acabarse el Mundial. Su tiempo fue muy bueno, a sólo 0.139 de Márquez, y su simulacro resultó ligeramente mejor que el del campeón. Sigue estando ahí.

Lorenzo (Yamaha). Está de vuelta

Lorenzo es muy transparente y casi tan importante como su buen simulacro de carrera es verle sonreír y escucharle el discurso positivo de ahora, que nada tiene que ver con el de la pretemporada 2014. Le falta pulir la M1 a una vuelta (acabó a 0.7) y le pide a Yamaha que le ayude a mejorar en la frenada para fajarse mejor en el cuerpo a cuerpo. Estos Bridgestone, más blandos en sus perfiles, son muy de su agrado.

Pol (Yamaha). A punto de explotar

Besó el suelo sin consecuencias en el test, pero importa más la perfecta adaptación que ya tiene a la categoría en su segunda pretemporada. Es una bala en la recámara de Yamaha que está a punto de ser disparada, porque se ve claramente que va a más. Su M1 de este test era más parecida a la de los oficiales que en el test del año anterior y acabó en un buen sexto, a 0.9 de Márquez y a 0.2 de Lorenzo.

Aleix (Suzuki). Más piloto que moto

La buena noticia para Suzuki es que sus motores ya no se rompen como en los ensayos anteriores. La mala, que se ha ganado en fiabilidad pero sin exprimir toda la potencia y falta chicha todavía. Aleix acabó el test de Sepang 1 del año pasado cuarto con una Open, la FTR Yamaha, y esta vez sólo ha sido décimo a 1.6 con una moto oficial que deberá seguir desarrollando. Por falta de ganas e ilusión no va a ser.

Viñales (Suzuki). Un novato con pedigrí

Además de desembarcar en un proyecto nuevo como es Suzuki, Maverick también tiene a su favor para espantar cualquier tipo de presión su condición de novato en MotoGP. Eso sí, es un novato con pedigrí, que viene de ser campeón de Moto3 y tercero de Moto2 en las dos últimas temporadas. Se le va a medir mucho con Miller y en Sepang 1 le ha ganado bien: 12º a 2.0 contra 20º y un segundo más lento.

Barberá (Ducati). Oportunidad de oro

Dispone esta temporada en el box del Avintia Racing de una Ducati como las que el año pasado tuvieron Dovizioso y Crutchlow en el equipo oficial. No es moto para aspirar a la victoria, pero sí para soñar con dejarse ver arriba en las calificaciones y estar con la caña preparada para pescar buenos resultados en carrera. En el test ha sido 15º a 2.3 de la cabeza y eso es menos de lo que se espera de él este año.

Bautista (Aprilia). Año de transición

Aprilia regresa al Mundial con una moto a la que le queda muchísimo trabajo por delante para estar al nivel de las otras motos oficiales y el propio Bautista tiene claro que esta temporada será de transición, de trabajo oscuro a la espera de tiempos mejores. Tanto es así que estar con las mejores Open ya sería un éxito, porque tampoco eso será fácil. Ha arrancado 21º a tres segundos de la cabeza.