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Fórmula 1 | Un lustro vestido de rojo

Fernando Alonso más leyenda, pero los mismos dos títulos

En cinco años con Ferrari, el piloto asturiano ha sido tres veces subcampeón del mundo pero no ha podido conseguir su objetivo de sumar al menos otra corona.

Actualizado a
UN TRIUNFO INOLVIDABLE. Su victoria en el GP de Europa de 2012 fue uno de los grandes momentos de Alonso con Ferrari.
AFP

Existió el instante feliz de una historia incompleta. Ya para siempre. Valencia 2012. Victoria mágica. Y es que ésta es la historia de un viaje inolvidable, de un invento, de un escudo mitológico y un héroe asturiano con un samurái en la piel. La del mejor piloto de la era moderna y el equipo más legendario de la historia en busca de un imposible. Tres veces subcampeón, dos veces llegó a ser campeón en la última carrera Fernando Alonso con Ferrari. Pero no pudo ser. El español ha convertido en gigante su leyenda con la Scuderia, pero su palmarés sigue intacto. Así son las cosas.

Todo empezó hace varios años, pero el primer momento fue Bahrain 2010 y la primera victoria de un gran año que terminó en Abu Dhabi. Con lágrimas. El muchacho sollozaba sin consuelo. A su lado, dos amigos que le tratan el cuerpo y a veces el alma, Edo Bendinelli y Fabrizio Borra; un poco más allá, mano derecha e izquierda, Luis García Abad, con las palabras enroscadas en la garganta. Fue la noche de aquel día en que Alonso perdió su tercer título, su tricampeonato, el que debía ser el primero con el equipo de Maranello. Quizá aquel día cambió todo, en ese 14 de noviembre de 2010.

Fernando había llegado a Ferrari después de dos años en Renault y uno en McLaren, aquel debía ser el cielo de los pilotos, el equipo contra el que había luchado en 2006 y al que había vencido. Recuerdo que la primera pregunta que le hice al piloto en una rueda de prensa en Spa 2010, después de un abandono y cuando era quinto en el Mundial a 41 puntos del líder, fue si pensaba que aún tenía opciones de título. “Voy a ganar el Mundial”, dijo con una seguridad que imponía. Y con ese brillo, ése que trata de recuperar. Casi fue verdad. Finalmente, aquél se lo llevó Vettel, como los otros tres siguientes. Porque después llegó 2011 y ahí fue imposible pelear con Red Bull, con Newey, con Vettel, con el difusor soplado, con…

Pero al menos ganó en Silverstone en el único gran premio sin los soplados y después de llevar el Ferrari 375F1 con el que José Froilán González había competido sesenta años atrás.

El mejor año fue 2012. Al menos en cuanto a pilotaje del español. Y su mejor momento, Valencia. Salía desde el puesto once, pero como poseído por una extraña magia superó a varios pilotos, otros desaparecieron por averías, como Vettel, y logró una victoria que siempre recordarán los buenos aficionados. Finalmente llegó a la última carrera en Brasil, fue segundo y se quedó a tres puntos del título. Esa temporada se ganó el reconocimiento del piloto más completo. Con diferencia. Pero el campeón siguió siendo otro y más en 2013, año de Vettel y más Vettel. Fernando ganó en China y Barcelona. Y la de España parecía que era la definitiva, aquel día AS titulaba en portada con esa victoria. Pero no. Tampoco. Y este año menos aún.

La última y sin victorias. Fueron finalmente once, con tres subcampeonatos, 1.186 puntos, 44 podios, ocho vueltas rápidas cuatro poles y sobre todo, una superioridad increíble con respecto a sus dos compañeros de equipo, Felipe Massa, durante cuatro años, y todo un campeón como Kimi Raikkonen en la temporada que está a punto de terminar. Casi el 70% de los puntos del equipo los ha logrado en estas cinco temporadas. Datos a falta de títulos. Sensaciones de un viaje inolvidable. Ciao Ferrari.