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El estado de Schumacher

Robert Belvís: “Tres meses decidirán cómo queda Schumi”

Para el jefe clínico del Servicio de Neurología del Hospital Universitario Quirón Dexeus de Barcelona, el alemán ha superado la primera disyuntiva: estado vegetativo o despertar.

Actualizado a
Robert Belvís, jefe clínico del Servicio de Neurología del Hospital Universitario Quirón Dexeus de Barcelona.

—En el comunicado sobre Schumacher se indicaba que “ya no está en coma”. ¿Cómo interpretamos la noticia?

—En neurología, despertar de un coma significa establecer un contacto con el entorno, es decir, el paciente responde a una orden simple. Le dices que abra los ojos o los cierre, que saque la lengua o que tire un beso, que sonría. Habitualmente empezamos con la mímica facial y con la mirada. Si obedece es que hay un contacto claro entre su cerebro y el entorno. Salir del coma es un dato de muy buen pronóstico. Y contagia. Muchas familias en ese tránsito se animan y se ven reflejados en el caso Schumacher, aunque a veces no tengan nada que ver las patologías.

—¿Y ahora?

—El factor que determina cómo quedará Schumacher son las lesiones que tuviera en su cerebro: si eran hemorrágicas, infartos, tumores, en qué parte los tenía... Costará que movilice las extremidades, son muchos meses sin mover los músculos y se atrofian. Pero los kilos que haya perdido no es algo preocupante, con fisioterapia y nutrición se supera.

—¿Podría empezar a comunicarse verbalmente?

—Primero se intenta un sistema de comunicación no verbal, porque estos pacientes suelen estar intubados o con traqueotomía. Se intenta que diga que sí o que no con la mirada o con el dedo índice: ‘sí, sí’ o ‘no, no’ a las preguntas. ‘¿Te llamas Manolo?’, pues ‘no, no’ con el dedo; ‘¿te llamas Schumacher?’, pues ‘sí, sí’. Y luego se puede ir deshinchando la traqueotomía para ver si vocaliza: a, e, i, o, u, sí, no y palabras simples como agua. Hay que estimular al paciente sin llegar a agotarlo: con música, con fotos, con lo que le guste.

—Está en el Hospital Universitario del cantón suizo de Vaud. ¿Está Michael en las mejores manos posibles?

—En neurorehabilitación, como centros de referencia, con perdón de los que me olvide, los dos más importantes son el Instituto Guttmann de Barcelona y el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo. Son hospitales no de rehabilitación, sino de neurorehabilitación para problemas cerebrales y medulares. El de Lausana también es muy conocido en ese tipo de tratamientos.

—La UCI es un gran aliado, pero también un peligro por las infecciones. ¿Es una batalla ganada?

—Es el sitio más seguro para un enfermo en la fase aguda, pero también el más arriesgado desde el punto de vista de complicarse con infecciones. Un paciente sale de la UCI cuando ya tiene autonomía para respirar, no necesita máquinas. Por lo tanto está despierto, en cualquier grado, y además respira autónomamente aunque sea con un tubo de traqueotomía.

—¿Entramos en una fase decisiva de la recuperación del heptacampeón alemán?

—Sí. Schumacher ha salido de la primera disyuntiva: o pasas al estado vegetativo o despiertas. Ahora hay que ver dónde acaba la recuperación, ojalá que llegue al cien por cien. Es difícil que veamos a la misma persona de antes, en cuanto a lenguaje, espontaneidad, a que tenga problemas para caminar. Todo esto depende de las lesiones que sufrió. Pero cuando ha despertado un paciente las cosas generalmente van muy rápido. Estos primeros tres meses son los que van a decidir cómo queda Schumacher, se verá el ritmo de recuperación y las lesiones que le han quedado como secuelas del accidente.